Hola Iván, me llamo Pedrito y soy un mirlo madrugador, uno de esos pájaros que la gente conoce vulgarmente como 'el pájaro negro ese con el pico naranja'. Porque todo el mundo ubica a los gorriones y las palomas, pero cuando nos ven a nosotros no saben si somos un estornino o un chotacabras.
Bueno, el caso es que te escribo para compadecerme de los de toda tu especie, por la tontería esa de cambiar la hora… eso sería como pedirle a un gallo que cacaree de noche y duerma cuando salga el sol.
Claro, que con ese rollo que lleváis con la iluminación artificial, para vosotros nunca es de noche ni de día. A nosotros los pájaros nos traéis locos entre el ruido y las luces. No me explico cómo podéis descansar así, después por las mañana os veo la cara de cadáver andante cuando ya llevo yo una hora cantando.
A lo mejor deberías volver un poco al origen. No digo yo que os subáis a dormir a una rama como un mono, aunque bien a gusto que se está, pero sí seguir el ritmo del sol, sin mover las horas.
Nosotros los pájaros nos lo montamos muy bien sin reloj y nos se nos pasa la hora de despertar, de comer, de piar y procrear y así nos hemos perpetuado milenios, inalterables, precisos y preciosos, aunque esté mal que yo lo diga.
Y hablando de modestia ¿has visto lo bonito que cantamos los mirlos al amanecer? Mira si cantamos bien que, en la mejor época de los Beatles, el mismísimo Paul McCartney nos escribió una canción que decía 'Blackbird singing in the dead of night'.
Bueno pues deseando que se os pasé el Jet Lag estival lo antes posible, que venga el solecito y os relajéis un poquito.
Se despide vosotros, Pedrito, el mirlo madrugadorcito.