El segundo encierro de estos Sanfermines ha sido protagonizado por los toros de la ganadería abulense de José Escolar, que han traído un encierro emocionante y frenético, con numerosas caídas y lesiones.
Los tradicionales cánticos de los mozos pidiendo protección a San Fermín no han tenido el efecto suficiente como para traer un encierro sin incidentes: si en el encierro de ayer no se vivió ninguna cornada, hoy se han solicitado cuatro traslados al hospital, uno de ellos por herida de asta no penetrante.
En sus 2 minutos y 20 segundos de duración, el multitudinario público del encierro ha podido asistir a algunos momentos de cierto riesgo; en la calle Estafeta, dos de los toros negros ha tomado la iniciativa abriendo camino a sus hermanos e imprimiendo velocidad y riesgo al encierro. Aprovechando el espacio entre los líderes y el resto de bovinos, los corredores han aprovechado los huecos para "coger" astas.
Sin embargo, el momento de mayor riesgo del encierro se ha vivido en la abarrotada calle Mercaderes, donde los astados han recortado distancia con algunos de los corredores, que han quedado tendidos entre el animal y la pared.
El momento de mayor belleza del encierro se ha vivido en el tramo de telefónica, cuando el toro negro que ha liderado la torada se ha desmarcado de sus hermanos. Uno de los intrépidos mozos ha podido, entonces, lucirse al correr pegado a las astas del animal.
Algo dispersados entre ellos pero sin llegar a separarse del todo, toros y cabestros han entrado en el coso sin hacer por los mozos y han enfilado sin intervención de los dobladores directamente hacia los corrales de la plaza.
Los seis astados protagonistas del encierro serán lidiados esta tarde por los diestros Fernando Robleño, Juan del Álamo y Borja Jiménez. Mañana, el encierro será protagonizado de nuevo por toros de una ganadería gaditana: los corredores pondrán a prueba su valor frente a los astados de Cebada Gago, una de las ganaderías más veteranas en estos festejos.