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La verdadera influencia de la dieta en la fertilidad femenina

Actualmente circulan ciertas pautas alimentarias vinculadas a la fertilidad que no es otra cosa que poner una etiqueta a los hábitos nutricionales saludables de toda la vida.

Belén Monge Ochoa, PDI Biomedicina, Universidad San Jorge | Laura Lomba, Senior lecturer, Universidad San Jorge

Madrid |

La verdadera influencia de la dieta en la fertilidad femenina | pexels

Los problemas de infertilidad están aumentando de forma exponencial. A nivel mundial, en torno al 20 % de los adultos tienen problemas para llevar a buen puerto una gestación. Aunque son muchas y muy variadas las causas que la pueden generar, la infertilidad se debe a la conjunción de múltiples factores, por lo que a menudo hay que trabajar mucho con los pacientes para conseguir el éxito.

Cada vez más parejas se plantean que uno de los causantes de sus problemas para concebir son sus hábitos. Muchas veces, la desesperación les lleva a realizar cambios en su vida cotidiana, como dejar de tomar ciertos alimentos o aumentar la ingesta de vitaminas, sin la supervisión de un especialista del campo reproductivo.

Pero ¿de verdad se puede afrontar un problema de infertilidad únicamente adquiriendo unos hábitos alimentarios sanos?

Alimentación amigable con la fertilidad

Centrándonos en las mujeres, un exceso de peso está relacionado con menstruaciones irregulares, trastornos de la ovulación, problemas endometriales e infertilidad. Una persona con obesidad va a tener menores probabilidades de quedarse embarazada, sin contar que aumenta claramente el riesgo de aborto espontáneo.

También se ha demostrado que seguir una dieta basada en un consumo de vegetales, proteínas, antioxidantes, frutas, verduras, frutos secos, legumbres, aceite de oliva y una ingesta adecuada de fibra puede mejorar las tasas de fertilidad femenina.

Actualmente circulan ciertas pautas alimentarias llamadas “dietas de la fertilidad”, que consisten en favorecer el consumo de grasas insaturadas, proteínas vegetales, lácteos ricos en grasas, carbohidratos de bajo índice glucémico, multivitaminas, hierro y suplementos alimenticios.

Pero esto no es otra cosa que poner una etiqueta a los hábitos nutricionales saludables de toda la vida: adoptar como modelo la dieta mediterránea, eliminar los excesos y la “comida basura” o los alimentos ultraprocesados y controlar que no exista déficit en los niveles de vitaminas.

Objetivo: mantener la inflamación a raya

El porqué de estas recomendaciones es muy sencillo: los menús diarios basados en un alto consumo de bebidas azucaradas, azúcar en general, cereales refinados, productos horneados y alimentos procesados producen una respuesta inflamatoria.

La inflamación es una reacción de las células del sistema inmune a un daño en el organismo. Es decir, nuestras células se sienten atacadas y tratan de eliminar al agente extraño que les causa el problema. Para ello producen lo que se denominan especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés).

Las ROS son moléculas mensajeras que regulan una amplia variedad de procesos fisiológicos celulares. Y una función muy conocida de las especies reactivas de oxígeno es la defensa inmune contra agentes biológicos externos por medio del proceso inflamatorio.

Si dicho proceso se prolonga en el tiempo, la producción de ROS aumenta. Es entonces cuando estas moléculas provocan un estrés oxidativo que conducirá a generar o agravar patologías como la endometriosis, el ovario poliquístico o abortos recurrentes.

La dieta solo es un complemento

Fomentar los hábitos nutricionales señalados más arriba va a mantener controlados los procesos inflamatorios, algo que no solo va a favorecer la fertilidad, sino todos los aspectos de la vida. Pero no nos llamemos a engaño: la dieta saludable no va a solucionar la dificultad para lograr el embarazo, ni mucho menos de forma inmediata.

Cuando una paciente tiene un ovario poliquístico, un problema de implantación o una baja calidad ovocitaria –entre muchas de las posibles causas que generan infertilidad–, ese factor no va a desaparecer, pues normalmente sucede desde el nacimiento. Lo que vamos a conseguir con una buena alimentación y un adecuado aporte vitamínico es reducir el ambiente tóxico que agrava el problema.

Además de cambiar el estilo de vida, necesitaremos recurrir a unas intervenciones más precisas. Planificando con anterioridad una dieta equilibrada, puede aumentarse la eficacia de las técnicas de reproducción asistida, pero la alimentación por sí sola no puede obrar el milagro.

Belén Monge Ochoa, PDI Biomedicina, Universidad San Jorge y Laura Lomba, Senior lecturer, Universidad San Jorge

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.