Cada uva representa un deseo para cada uno de los meses del próximo año. O bien, representa cada una de las 12 campanadas con las que despide el año el reloj de la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid. El origen es incierto. Lo que sí sabemos, es que al inicio de este 2021 nos sentiremos, al menos, aliviados de dejar atrás un año marcado por la crisis del coronavirus.
Así pues, serán muchos los supersticiosos que tratarán de comerse las doce uvas en un minuto, porque se considera que hacerlo trae buena suerte. Eso sí, con cuidado para evitar atragantarse...
En otros países, como Estados Unidos, ya lo hemos visto muchísimas veces en el cine, despiden el año con un beso a una pareja o persona especial. Los daneses rompen platos, porque lo consideran de buen presagio, para despedir el año; y los italianos comen lentejas para despedir el año viejo. Este año las restricciones por el coronavirus marcarán la fiesta, y en España, las uvas no se podrán comer en el centro neurálgico de Madrid y símbolo de la Nochevieja española... la Puerta del Sol.
La tradición de las uvas también se ha extendido a países como Portugal, Venezuela, Perú, México, Ecuador o Chile...
Existen dos teorías sobre el origen de esta tradición. Una asegura que en 1880 los burgueses españoles solían beber champán y comer uvas durante la cena de fin de año, y que la población empezó a imitar esta costumbre hasta que se extendió y se convirtió en una tradición. Otros historiadores se remontan a 1909, año en el que hubo una copiosa cosecha de uva blanca. Los productores de uva, para superar sus ventas, decidieron presentárselas a la población, en un ejercicio de marketing, como "uvas de la suerte".