DESAPARICIÓN

Todo lo que se sabe de la desaparición de Ana María Henao, la joven estadounidense desaparecida en Madrid

Ana María Henao, una empresaria de Miami, desapareció el pasado mes de febrero en Madrid.

🔊Territorio Negro: La extraña desaparición de Ana, una empresaria de Miami a la que se le perdió el rastro en Madrid

ondacero.es | Agencias

Madrid |

La policía y el FBI buscan, en el entorno de la localidad de Medinaceli (Soria), a Ana María Knezevich | EFE/ Wifredo García

El juzgado de Madrid que investiga la desaparición de la estadounidense Ana María Knezevich Henao el pasado mes de febrero ha solicitado a la Fiscalía de Serbia acceder a la información digital del coche de alquiler que sospechan que su marido empleó en el crimen para así tratar de localizar su cuerpo.

Desapareció el 2 de febrero

Ana María Knezevich Henao, de origen colombiano, nacionalidad estadounidense y 40 años, desapareció el 2 de febrero en Madrid, donde llegó a finales del año pasado en busca de una nueva vida. Tenía una empresa en Miami con su marido, del que iba a divorciarse, y un patrimonio de unos 15 millones de dólares.

La mujer alquiló un piso en Madrid, en el barrio de Salamanca. Desde el pasado mes de febrero no se sabe nada de ella, si está viva o muerta. La Policía española y el FBI investigan si la noche del 2 al 3 de febrero un hombre estuvo en su casa y pudo secuestrarla.

No fue hasta tres meses después de su desaparición, el 4 de mayo, cuando su marido, David Knezevich, fue arrestado en Miami por agentes del FBI en colaboración con la Policía Nacional cuando llegaba en un vuelo desde Belgrado, y entró en prisión provisional

La corte federal de Florida investiga el caso en Estados Unidos y la Fiscalía le acusa de "apoderarse, confinar y secuestrar" a su pareja, un delito por el que podría ser condenado a cadena perpetua.

Según consta en un documento de la corte federal de Miami que lleva el caso en Estados Unidos, el FBI considera que David se desplazó desde Belgrado -es serbio y ahí se encontraba antes de la desaparición- hasta en Madrid en un coche de alquiler al que le habría puesto una matrícula robada.

Después, prosigue el documento, es posible que fuera él quien accediera al piso en el que estaba viviendo su pareja -con la que estaba en proceso de separación- en el barrio de Salamanca de Madrid, ocultando su rostro con un casco de moto y roció con pintura las cámaras de seguridad.

Las pruebas contra el marido de Ana María: su coche, un espray y un casco

Ataviado con un casco de moto y arrastrando una maleta, un hombre entró en el edificio de Madrid en el que vivía Ana María Knezevich y tapó parcialmente las cámaras de seguridad con un espray negro. Minutos después salió por su propio pie, probablemente cargando el cuerpo de ella en la maleta.

Así lo cree la Policía Nacional, cuyos investigadores han recabado numerosos indicios que acreditan que el marido de la desaparecidase encuentra tras un crimen motivado por un proceso de separación y el reparto de un patrimonio millonario.

Las pruebas que conforman el relato de los hechos, que constan en el sumario del caso, se desprenden de las grabaciones de cámaras de tráfico de toda Europa, los posicionamientos del teléfono del sospechoso y las declaraciones de varios testigos que le sitúan en los lugares claves.

La primera de todas es su viaje desde Belgrado hasta Madrid en un coche que alquila el 29 de enero en la capital serbia, de donde es originario Tres días después entró en España por el paso fronterizo de la Junquera (Girona) y se dirigió a Madrid portando una matrícula serbia robada.

En algún momento, entre la noche del día 1 y el mediodía del 2 robó otra matrícula, esta española, a un coche estacionado en la localidad madrileña de Alcalá de Henares y se la colocó a su vehículo de alquiler.

El siguiente punto de su travesía en el que se centran los agentes tiene lugar la mañana del día de la desaparición en una ferretería de la localidad madrileña de Coslada, donde adquirió un espray de color negro y una cinta americana.

Antes de dirigirse al piso de su pareja, hizo una última parada en una tienda especializada en motociclismo y compró un casco y una chaqueta.

Con todo ello, los investigadores creen que se personó en el número 65 de la calle Francisco Silvela, situado en el céntrico barrio de Salamanca de la capital, donde las cámaras y las antenas sitúan tanto su coche como su teléfono.

Aprovechó que dos vecinas salieron del edificio para entrar haciéndose pasar por un repartidor a domicilio y roció con el espray negro las cámaras de seguridad, aunque solo parcialmente. Colocó la cinta americana en la cerradura del portal para evitar que se cierre y se fue en busca de una maleta.

Con ella regresó a los pocos minutos y con ella volvió a salir, supuestamente con el cuerpo de Ana María -que medía 1,47 metros y pesaba 45 kilos- en su interior. La misma de la que se deshizo en algún punto de su viaje de vuelta a Belgrado, que culminó 7.677 kilómetros después.

Mensajes sospechosos con una amante

Otro de los indicios que acorralan a David son los mensajes que intercambió ese mismo día con una mujer con la que mantenía una relación extramatrimonial.

"Necesito tu ayuda. Tengo una amiga en Serbia que es escritora y tiene un personaje que es colombiano con unas pocas frases que tiene que traducir del inglés al castellano de la forma en la que lo diría un colombiano. ¿Serías capaz de hacerlo?", le preguntó el sospechoso a su amante.

Ella accedió y le devolvió la traducción: "Conocí a una persona muy chévere. Tiene una casa de recreo a unas dos horas de Madrid. Ahora nos vamos y pasaré unos días allí. Aunque apenas hay señal. Te marco cuando vuelva. Besos".

Usando el móvil de la desaparecida, le mandó ese mismo mensaje a dos de sus amigas con la intención de engañarlas y tratar de disimular el crimen, según los investigadores.

No obstante, uno de ellos lo envió en castellano y otro en inglés, empleando en ambos casos expresiones que las destinatarias reconocieron como impropias de su amiga y que levantó las sospechas que las llevarían a denunciar su desaparición días después.

Móvil del crimen

La Policía Nacional recalca, para concluir, que el ahora detenido tenía un móvil para cometer el crimen: él no quería divorciarse de ella y mucho menos repartirse equitativamente su patrimonio, empresas e inmuebles valorados en unos diez millones de dólares.

Esta semana los investigadores, en colaboración con siete agentes del FBI, han estado buscando el cuerpo de Ana María en las inmediaciones de la carretera R-2 y de la localidad soriana de Medinaceli, de momento sin éxito.

Además, el juzgado de Madrid que investiga la desaparición de la estadounidense ha solicitado a la Fiscalía de Serbia acceder a la información digital del coche de alquiler que sospechan que su marido empleó en el crimen para así tratar de localizar su cuerpo.

En concreto, ha pedido permiso para que varios investigadores de la Policía Nacional se desplacen hasta Belgrado, donde se encuentra el turismo, para extraer los datos almacenados en la ECU (siglas en inglés de Engine Control Unit), el dispositivo que registra todos los parámetros de un automóvil.

Tanto en el interior del vehículo como en la información almacenada por la ECU, esgrime la magistrada, podrían hallarse vestigios e información relevantes para proseguir con la investigación y dar con el paradero de la desaparecida.

En otra solicitud de asistencia judicial, a su vez, pide que los agentes puedan interrogar en calidad de testigo al propietario de la empresa de alquiler de vehículos.

El sumario, por el momento, no incluye ni la respuesta de la Fiscalía serbia ni los resultados de dichos análisis.

Sin embargo, sí consta la información remitida a sus homólogos españoles por la policía serbia, cuyos agentes se entrevistaron con el dueño de la empresa de alquiler de coches en cuestión.

Éste declaró que David Knezevich alquiló el coche, un Peugot 308 de color azul, el 30 de enero y lo devolvió el 15 de marzo, más de un mes después de la desaparición y tras haber recorrido más de 7.000 kilómetros.

Cuando lo entregó, el empresario constató que el vehículo tenía un arañazo en el costado, que le faltaban las pegatinas que lo identificaban como un coche de alquiler y que los marcos de ambas matrículas habían sido reemplazados.

Además, dijo a los agentes serbios, el coche fue lavado adecuadamente tras ser devuelto por el cliente, como marca la política de su empresa.

Tras recibir esta información, la Policía Nacional concluye que los kilómetros realizados son compatibles con un viaje de ida y vuelta entre Belgrado en Madrid y que David usó dos placas sustraídas -una serbia y otra española- para tratar de pasar desapercibido.