Ébola

Teresa Romero pierde la partida contra el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no será indemnizada por el sacrificio de su perro

ElTribunal Superior de Justicia de Madrid decide tumbar la indemnización por daños morales que solicitaba Teresa Romero, primera afectada de Ébola, como consecuencia del sacrificio de su perro Excalibur en 2014.

ondacero.es

Madrid | 22.04.2022 20:19

Excálibur sobre el sofá | Asociacion Protectora Villa Pepa

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha decidido echar atrás el recurso de Teresa Romero, la enfermera que se contagio de ébola en 2014, y le niega una indemnización por el sacrificio de su perro Excalibur.

La sanitaria se contagió de ébola tras atender a un religioso que contrajo el virus en África. Así se convirtió en el primer caso confirmado en España del contagioso virus. Estuvo un mes ingresada y en aislamiento en el Hospital Carlos III de Madrid. Al salir del hospital, Romero dijo que no guardaba "rencor ni reproches" por los posibles fallos que hubo y que produjeron su contagio.

Durante el período en el que ella estuvo en el hospital, la Conserjería de Sanidad de la Comunidad de Madrid dictaminó que no se podía asumir el riesgo del cuidado del perro de Romero, que permanecía en el piso de la sanitaria. Como consecuencia se decidió sacrificar al can el 8 de octubre de 2014, lo que generó mucha polémica.

En noviembre, Teresa y su pareja Javier Limón presentaron, a través de sus abogados, una solicitud de iniciación de procedimiento de responsabilidad patrimonial por el sacrificio de su mascota.

En una sentencia, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha desestimado el recurso interpuesto por Teresa Romero y Javier Limón contra la resolución dictada el 26 de febrero de 2015 por la Viceconsejera de Ordenación Sanitaria e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.

¿Por qué se ha desestimado la indemnización a Teresa Romero?

De esta manera se rechaza la indemnización por valor de 150.000 euros que exigía la pareja por daños morales que les causó el sacrificio de Excalibur. Los magistrados han argumentado que el conocimiento científico sobre la infección y potencial riesgo de transmisión por los perros era escaso por lo que era "inevitable" el sacrificio del perro.

Alega que se tomó esta decisión ante "la imposibilidad real de trasladarlo vivo y de custodiarlo por personal entrenado que pudiera seguir un protocolo de actuación debidamente contrastado y en un establecimiento con condiciones de bioseguridad adecuadas para impedir el contagio de quienes entraran en contacto con el animal y, a través de ellos, a terceras personas".