Los síntomas del Herpes Zóster: de dónde viene la infección y posibles complicaciones
Conocido habitualmente como culebrilla, el herpes zóster aparece cuando se reactiva el virus de la varicela.
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Casi todo el mundo lo conoce como culebrilla, ya que el rastro de ampollas que aparece en el cuerpo se asemeja a este animal, aunque en realidad cuando hablamos de herpes zóster lo estamos haciendo de una reactivación del virus de la varicela.
Así lo explican los Servicios de Salud de la Comunidad de Madrid: "El herpes zóster (HZ), también conocido coloquialmente como 'culebrilla', es una enfermedad frecuente, especialmente en personas mayores de 50 años, generada por la reactivación del virus varicela zóster (VVZ), el mismo que causa la varicela. Se estima que el 30% de las personas padecerán la enfermedad a lo largo de la vida, llegando al 50% en personas mayores de 85 años".
¿Qué es el herpes zoster?
Así pues, el herpes zóster es una infección viral que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque habitualmente lo hace desde un lado del torso al otro, envolviéndolo como si se tratara de la culebra anteriormente citada. Esta infección provoca una erupción bastante dolorosa, pero que no suele tener consecuencias graves.
¿Cuál es la causa del herpes zóster?
Las personas que se ven afectadas por esta infección han sufrido la varicela –generalmente en la niñez o adolescencia–, ya que proviene del mismo virus. Y es que, a pesar de que se supere esa enfermedad, dicho virus no desaparece, sino que permanece en estado inactivo en el tejido nervioso que se encuentra cercano a la médula espinal y al propio cerebro.
Esto no quiere decir que todo el que haya padecido la varicela vaya a sufrir también un herpes zóster, pero sí que tiene posibilidades de hacerlo, especialmente a partir de los 50 años. En este sentido, cabe señalar que no se conocen las razones por las que el virus vuelve a activarse provocando la aparición de las dolorosas erupciones.
Estos son los síntomas
Una vez que sabemos qué es el herpes zóster, es el momento de apuntar los principales síntomas, los cuales ayudarán al paciente (o a su médico) a reconocer la infección:
- El primero es la sensación de ardor y la aparición de dolor, entumecimiento y hormigueo en la parte afectada. Tal y como apunta el portal de la Comunidad de Madrid, “las zonas más afectadas suelen ser el tronco y la zona lumbar, habitualmente siguiendo en un lado la zona de piel inervada por el nervio afectado, pero pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo”.
- Unos días después del intenso dolor aparece el sarpullido y después las ampollas, que con el paso de los días se van convirtiendo en costras. En todo ese tiempo la picazón es constante, así como el malestar. Por regla general, en una semana tiende a desaparecer. Claro que también pueden darse otros síntomas como la fiebre, la sensibilidad a la luz, el dolor de cabeza e incluso una mayor fatiga de lo habitual.
Posibles complicaciones
A pesar de que se trate de una infección dolorosa, no suele presentar complicaciones una vez que se pasan los efectos. No obstante, se podría dar el caso de padecer neuralgia posherpética, es decir, los dolores permanecen mucho tiempo después de que desaparezcan las ampollas.
En cuanto a las personas que son más propensas tanto a sufrir esta infección como a presentar algún problema añadido, hay que apuntar a los mayores de 50 años, a quienes tienen enfermedades que afectan al sistema inmunitario y a las que están siendo sometidas a un tratamiento oncológico.
Tratamiento del herpes zóster
La manera más habitual de afrontar este tipo de herpes es tomando paracetamol o antiinflamatorios que no contengan esteroides, ya que con ellos se controla el dolor. Aparte, solo hay que mantener la piel limpia y seca, así como evitar rascarse y tocar las zonas con erupciones.
De hecho, hay que tener cuidado con los demás, puesto que al tratarse del virus de la varicela, es contagioso. Esto significa que si alguien no ha tenido esta enfermedad en su vida y se contagia de alguien con herpes zóster, lo más probable es que la padezca (el herpes en sí no se contagia).