20 AÑOS DEL 11M

Las secuelas de las víctimas del 11M 20 años después: "Los supervivientes se sienten culpables por sobrevivir"

Marta Pérez Miguel

Madrid |

Imagen de archivo de varias personas mirando carteles con fotos de las víctimas del 11M | Europa Press

Jueves, 11 de marzo de 2004, hora punta. Se produce una explosión en la estación de Atocha de Madrid. Un tren que había salido a las 07:01 desde Alcalá de Henares con destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes estaba estacionado en la vía 2. Eran las 07:36 y fue la primera de tres explosiones que se produjeron en el mismo tren. Las otras dos, a las 07:38, casi de manera simultánea.

Paralelamente, hubo otras siete explosiones más en distintos puntos de Madrid: a las 07:38 en la estación de El Pozo, dos explosiones en los coches 4 y 5; a esa misma hora en el coche 4 de un tren que acababa de cerrar sus puertas en la estación de Santa Eugenia; y por último, a las 07:39 en otro tren a 800 metros de Atocha en el que se produjeron cuatro explosiones, en los coches 1, 4, 5 y 6.

A partir de este momento, el caos se apoderó de la capital. La multitud de personas que había conseguido escapar de los trenes huía despavorida mientras los servicios de emergencia se desplazaban hasta las zonas para atender a los heridos. Muchos de los que atendían a los heridos en el primer tren de Atocha tuvieron que salir corriendo tras encontrar un cuarto artefacto en el coche 1 que no estalló inicialmente (los TEDAX lo explosionaron de manera controlada más tarde). Lo mismo sucedió en El Pozo, donde se encontró un tercer artefacto en el andén, que fue también explosionado por los TEDAX.

Diez explosiones que pudieron ser doce si los otros dos artefactos que fallaron hubieran explotado inicialmente. En total, 192 víctimas mortales y casi 2.000 heridos, pero miles y miles de afectados de manera indirecta.

El mayor despliegue de atención psicológica

El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid informa en su página web de que la mañana de los atentados, los especialistas desplegados en el dispositivo de los atentados no sólo atendieron a heridos y familiares afectados, sino a vecinos de los lugares donde se produjeron los atentados o alumnos de colegios cercanos. Incluso, se realizó Debriefing Psicológico (verbalizar las percepciones, pensamientos y emociones experimentados durante un evento traumático reciente) a los profesionales que intervinieron ese día: policías, bomberos, médicos, psicólogos, psiquiatras, personal de enfermería, trabajadores sociales, voluntarios y periodistas.

El papel de los psicólogos fue fundamental. Por ejemplo, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid colaboró realizando varias intervenciones en diversos puntos relacionados con el atentado:

  • IFEMA: el jueves y el viernes se desplegaron varios equipos de psicólogos para atender a las familias que estaban llegando y que estaban en el proceso de identificación de cadáveres; el fin de semana fueron para la recogida de objetos personales.
  • Tanatorios.
  • Sede 112: hubo un grupo de psicólogos en el 112 para comunicar las noticias a los familiares o para prevenir la ansiedad generalizada entre la población.
  • SUMMA.

El que fuera decano del Colegio en el momento de los atentados y el responsable de la coordinación de los distintos dispositivos que se pusieron en marcha fue Fernando Chacón Fuertes. En declaraciones a Onda Cero, recuerda que en el total de todas las intervenciones se desplegaron casi mil psicólogos en un proceso que duró casi dos semanas.

"La noche del 18 de marzo, fue la primera vez que pude llegar a casa y llorar"

¿Y cómo se trabajó durante este tiempo? Chacón recuerda que trabajaron en colaboración con los responsables públicos (112, SUMMA, Ifema) que les llamaban para decirles cuántos psicólogos necesitaban y en qué turnos. Por otra parte, recibían las ofertas de colaboración por parte de los colegiados, a los que preguntaban qué formación tenían y de qué experiencia disponían. Una vez recabada toda la información, llamaban a los psicólogos y les decían dónde, cuándo se les necesitaba y la persona de contacto que iban a tener en el lugar al que acudían.

"Era muy importante que los turnos fueran de ocho horas porque era un peligro. Ahora es evidente, pero había muchas personas que se enganchaban emocionalmente con la familia y era muy importante irse a casa a descansar", explica Chacón, que recuerda la intensidad de esos días: "La noche del 18 de marzo fue la primera vez que pude llegar a casa, relajarme dándome un baño y llorar".

Otra de las casuísticas a las que tuvieron que hacer frente fue a la gran ola de solidaridad que inundó las inmediaciones de las zonas afectadas: donaciones masivas de sangre, taxistas y vehículos privados que ponían sus coches a disposición de los heridos o familiares para llevarles a los hospitales y, en lo que atañe al Colegio, "que hubo mucho voluntario por su cuenta, personas que se presentaban sin más y no estaban afiliados".

Este tipo de actuación, "hecha con toda la buena voluntad", pero que no se hacía de manera coordinada, responde a la forma que tiene cada persona de afrontar una catástrofe de este tipo: "El nivel de ansiedad entre la población es muy severo y mientras algunos se quedan en su casa mirando las noticias, otros canalizan esta situación y su solidaridad saliendo a ayudar.

"Los supervivientes se sienten culpables por sobrevivir"

La Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia define 'trauma' como el "resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona". El trauma supone "una situación de estrés que produce un impacto de consecuencias negativas (...), por tanto, todos los sucesos adversos de la vida son susceptibles de producir impacto traumático".

"El denominador común del trauma psicológico es un sentimiento de inmenso miedo, de indefensión, de pérdida de control y de amenaza de aniquilación. Podemos decir, por tanto, que los acontecimientos traumáticos destrozan los sistemas de protección normales que dan a las personas una sensación de control, de conexión y de significado", explican en su 'Revista digital' sobre 'Trauma, personalidad y resiliencia'.

Chacón asegura que los supervivientes del 11M desarrollaron problemas de ansiedad o trastornos de sueño prolongados en el tiempo. Algunos desarrollaron trastornos mentales, otros alteraciones emocionales, cada uno afrontaba la situación como podía: "Comentaron el caso de un bombero que llegó a su casa después de estar interviniendo y no habló en tres días".

Otros supervivientes se sienten culpables por haber sobrevivido, algo "muy frecuente en muchas catástrofes. Cuanto más grande sea la emergencia, peor, pero también se da por ejemplo en accidentes de tráfico", explica Chacón: "Se sienten culpables".

Las secuelas de los afectados 20 años después

"He visto supervivientes que al día siguiente estaban cogiendo un tren porque si no no lo iban a coger nunca y hay gente que no lo ha vuelto a coger nunca o que han tardado diez años en volver a cogerlo", este es sólo un ejemplo de cómo reacciona una víctima ante un evento traumático como el que fue este atentado. A este, Chacón suma aquellos casos en los que las víctimas han perdido algún miembro o han tenido que abandonar su trabajo por las secuelas, o los padres que perdieron algún hijo. De hecho, reconoce que la Asociación de Víctimas del Terrorismo sigue atendiendo personas que fueron víctimas de un atentado hace 20 o 25 años.

Las secuelas que puede desarrollar una víctima depende no sólo de ella, sino también del nivel de afectación. Hay personas que han desarrollado trastornos de ansiedad severa, depresión, problemas crónicos para dormir, muchos, estrés postraumático. Y no hablamos sólo de víctimas directas, sino también de los profesionales que ayudaron ese día o incluso vecinos que presenciaron los atentados.

Para Chacón, a nivel psicológico, el principal problema que tiene la víctima es que para superar un trauma de este tipo, lo ideal es que deje de considerarse a sí misma como víctima: "Si te incorporas el concepto 'soy víctima de', entonces va a tener repercusiones durante mucho tiempo".

¿Qué se aprendió ese día?

A pesar de que el papel del Colegio fue bueno y la respuesta de víctimas y familiares fue de agradecimiento, Chacón asegura que lo vivido sirvió para mejorar mucho a nivel de protocolo, en la necesidad de más formación y más coordinación entre todos los sistemas.

"Para la psicología como tal también fue un antes y un después en el sentido de la visibilidad que dio. Que el psicólogo pudiera ayudar en esos momentos tan difíciles y en ese tipo de situaciones, impactó mucho en el reconocimiento de la profesión a ojos de la sociedad", concluye.