"La gente ha vuelto al entierro", según el Observatorio de los Servicios Funerarios
Quizá sea porque la pandemia nos hizo valorar más el no poder despedir a un ser querido, pero lo cierto es que la tendencia al alza en la última década en las incineraciones se ha frenado. La gente se entierra más. Lo cuenta en esta entrevista a Onda Cero la Presidenta del Observatorio de los Servicios Funerarios, María Dolores Asensi.
Madrid |
P.- La pandemia fue un momento durísimo, con miles de familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos. El sector funerario tuvo que enfrentarse a una situación dificilísima que se trató de resolver con la mayor profesionalidad posible -no exenta de críticas-. Los propios trabajadores se enfrentaban a un virus desconocido y tenían que seguir prestando un servicio que esencial. ¿Cómo estamos en este momento, después de aquel tiempo tan extraordinariamente duro?
Maria Dolores Asensi.- Fue un momento dramático para todo el sector sanitario, incluidos nosotros, porque aunque sea el último eslabón el servicio funerario pertenece a la cadena sanitaria. Se hizo lo mejor que se pudo y fuimos un ejemplo en Europa. Es más, durante la pandemia creo que se puso en valor precisamente la importancia del servicio funerario. El no poder despedirse fue duro, el estar acompañado en esos momentos cuando pierdes un ser querido es fundamental y eso se puso de manifiesto en la pandemia. Creo que fue un momento en que pudimos ver el importante rol que representan las empresas funerarias y sus profesionales.
Ahora mismo la incineración en la última década ha crecido, casi diríamos que en un porcentaje similar al de la inhumación y se espera que sigua creciendo pero no a la velocidad que parecía que iba a hacerlo. Es curioso pero, después de la pandemia, se ha asentado el crecimiento de la incineración respecto de de la inhumación. Y ese dato, a mi por lo menos, sí me parece curioso. La gente ha vuelto a inhumarse y al entierro. Por lo menos ha paralizado esa tendencia alcista de la incineración.
P.- ¿Y eso a que cree que es debido?
MDA.- Pues la vedad es que puedo decir lo que yo pienso y es que quizá, precisamente después de la pandemia, se ha puesto en valor la importancia de la despedida a nuestros seres queridos.
España tercer país de Europa con el IVA más caro en servicios funerarios
P.- ¿Por qué España no sigue el ejemplo de otros países y mantiene -después de Hungría y Grecia- el IVA más caro en los servicios funerarios?
MDA.- Pues creemos que no puede ser que el servicio funerario en España sea considerado un servicio "de lujo" en términos de IVA. La verdad es que los servicios funerarios son una necesidad básica, todas las familias van a pasar a lo largo de su vida por él y no debería ser un lujo gravado al mismo nivel que bienes de consumo que son discrecionales. España siempre ha tenido un tipo reducido -eso sí lo quiero destacar- pero en el año 2002 hubo un Real Decreto por el que se modificó por los estragos de la crisis financiera el gravamen de una serie de servicios -que subió al 21%- y supuso 13 puntos más de tipo impositivo para el servicio funerario. Se suponía que era algo coyuntural, han pasado más de 10 años y ha habido otros servicios como las flores que han vuelto a recuperar ese IVA, pero el servicio funerario de forma incomprensible no ha pasado. Creo que es importante destacar que un servicio medio -imaginemos de 3.000 euros- más de 600 euros van para las arcas del Estado, que no es poco y que se dice pronto.
Además hay alguna incongruencia. No parece que tenga mucho sentido que el alojamiento en una instalación hotelera, en una habitación sea de un 10% y en cambio la estancia de una persona en el tanatorio sea del 21%. O que las flores sean al 10%. Nosotros creemos que todo el servicio funerario debe estar exento o someterse a un tipo reducido de IVA. Primero porque es un servicio esencial y obligatorio y segundo por justicia y por despedir dignamente a nuestros seres queridos.
P.- ¿Qué ocurre cuando fallece una persona que no tienen recursos para poder ser inhumada?
MDA.- Hay servicios que lo cubren, tanto en los ayuntamientos como en algunas comunidades autónomas con las propias empresas que lo asumen, si se demuestra de verdad que no hay recursos. No hay nadie que se pueda quedar sin despedir a su ser querido, acreditando que no se dispone de recursos. Está contemplado en la normativa.
P.- A medida que avanza la sociedad, ¿Cómo están cambiando las peticiones que les hacen a ustedes? ¿Se piden cosas cada vez más llamativas a la hora de un funeral o de enterrar a un ser querido?
MDA.- He de decirle que como Presidenta del Observatorio he recorrido bien España y he visto muchos servicios funerarios como se puede imaginar. Entiendo que hay despedidas "diferentes". Por ejemplo en la costa hay mucha población que viene de otros países y enfocan la despedida de forma distinta, a veces hasta celebrando tomando unas cervezas. Cosas raras le puedo decir que no he visto, pero sí formas diferentes de despedir a las tradicionales en España. Hay culturas instaladas entre nosotros que deciden hacer más una "fiesta", es decir, más que una despedida prefieren hacer una "celebración de una vida", y con más participación de familia y con discursos diferentes a los de las confesiones religiosas. Ahora, cosas llamativas como las que a veces vemos en las series o en las películas, yo no las he visto más allá del esparcimiento de cenizas por ejemplo en el mar, que ya casi es una cosa normal en nuestros días. Cosas "estrambóticas" no he vivido ninguna.
Adaptados a la diversidad cultural y religiosas del país
P.- ¿Se encuentran ustedes con nuevos reclamos de servicios, en función de la diversidad cultural y religiosa que vive hoy España?
MDA.- Los valores que tienen los profesionales funerarios, como la empatía, la compasión y la voluntad de querer ayudar, creemos que son fundamentales para prestar el servicio. Y eso es lo que pretende el Observatorio, visto también desde la diversidad religiosa de nuestro país, y porque entendemos que además la honra del difundo y su cuidado y la celebración de su vida es fundamental para la familia y los allegados. Y trasciende de cualquier cultura, de cualquier generación, porque forma parte de nuestra identidad como sociedad. Es el gran valor del servicio funerario.
Obviamente la tradición católica sigue primando en la celebración de los servicios funerarios. Pero cada vez más las diferentes confesiones religiosas arraigadas tienen más peso en los servicios funerarios y también desde el laicismo y el agnosticismo. Al final esa humanización del servicio funerario, esa despedida única tiene también cabida en distintas posiciones agnósticas. La gente tiene un sentido de apoyo de la comunidad y desde ese punto de vista, incluso estamos haciendo un proyecto de I+D+I , porque creemos que es parte de nuestro Patrimonio Inmaterial.
P.- Veo que hay una preocupación medioambiental también en el sector funerario, que está llevando a cambios en la manera de trabajar, ¿no es así?
MDA.- Todos somos conscientes de las necesidades que hay con la Agenda 2030. Sí que es verdad que los materiales sostenibles no solo son una demanda legislativa, sino que las propias familias son los que los solicitan, y en temas de emisiones estamos estudiando todos los pasos hacia una descarbonización. Hay un sentir de que los hornos contaminan mucho y sorprendería saber que no es así. Hay muchísimas cosas que contaminan más que la presencia de un horno crematorio.
Pero si, obviamente estamos muy preocupados por la sostenibilidad, pero también por la sostenibilidad económica de las empresas. Porque hay muchísima pyme en el sector, muy comprometidas con sus comunidades y en ello también estamos en el Observatorio, en apoyarla a estas pequeñas empresas. Muchas de ellas están en entornos rurales donde el servicio funerario se dificulta por las circunstancias, por la lejanía y eso desde luego es otro de los valores que nos gustaría poner de manifiesto, esa cantidad de empresas que siguen apostando por el entorno rural. Es importante y eso sí que es sostenible esa cercanía, porque evitas traslados.
Defensa de una ley única
P.- Por qué la ley general que rige los servicios funerarios es todavía de antes de la Constitución?
MDA.- Pues efectivamente es del año 1974. Nosotros queremos defender la necesidad de una ley única en aspectos muy básicos: igual que decimos que las familias españolas no pueden ser las que más paguen por el servicio funerario en Europa, pues creemos que las familias deben ser iguales aunque vivan en distintas comunidades autónomas, de cara al servicio funerario. Aunque no se lo crea, no lo son. De cara a traslados -unas comunidades exigen unos requisitos y otras no-, en temas incluso sanitarios, y eso no puede regirse por una norma general preconstitucional, que es lo que pasa con el servicio funerario. Las comunidades autónomas, como todo, tienen sus bondades pero en este caso sí que hace falta que en lo básico seamos todos iguales. Además muchas veces las familias ven cómo se les complica todo con los trámites administrativos y hay que darle una solución.
Desde el Observatorio estamos impulsando volver a lo que de verdad importa. Volver a crecer, mejorar, compartir y profesionalizar los servicios funerarios, porque para nosotros lo que de verdad importa es la familia y el compromiso que tienen con ellas los profesionales funerarios. Y en un momento, como todos sabemos, muy complicado para ellas. De ahí la importancia de ese compromiso que desde el Observatorio defendemos y que tienen las empresas con ellos. Cuando sucede un fallecimiento, es un momento especialmente para las familias y han de tomar decisiones rápidas y en un momento difícil psicológicamente y de tristeza y pena.