La cadena de supermercados Lidl ha retirado finalmente un limpiador con olor a albaricoque, por su apariencia, muy similar a la de un refresco. Una polémica que comenzó el pasado julio con un post en redes sociales de un usuario, indignado con Lidl por vender un producto en ese formato. Con el revuelo, Facua formalizó una denuncia ante la Dirección general de Consumo a la empresa fabricante, Walter Schmidt, para lograr su retirada.
El producto fruto del debate era un limpiador y protector de pintura de automóvil de la marca Robbyrob, que se distribuía en los supermercados de la cadena Lidl. Un limpiador fabricado en Alemania, anaranjado y envasado en una botella transparente de 1 litro con tapón rojo, que recuerda sospechosamente a un refresco. La descripción en la etiqueta también menciona su "fragancia a albaricoque"; un olor afrutado y potencialmente peligroso para niños. Máxime cuando la descripción de la etiqueta aparece únicamente en inglés y alemán, y por tanto puede contribuir a la mala interpretación de su uso.
Tras la denuncia de Facua, el Ministerio de Consumo ha anunciado que Lidl, "de forma voluntaria", ha decidido eliminarlo de sus superficies. No solo eso: la cadena ha pedido a sus clientes que ya lo hayan adquirido, que lo devuelvan para recuperar su importe.
A efectos legales, la retirada de este producto se fundamenta en el Real Decreto 770/1999, de 7 de mayo, que regula la elaboración, circulación y comercio de detergentes y limpiadores. Según su cuarto punto, "no se permiten productos que tengan una forma, un olor, un color, un aspecto, una presentación, un etiquetado, un volumen o un tamaño, tales que sea previsible que los consumidores, en particular los niños, los confundan con productos alimenticios y por ello los lleven a la boca, los chupen o los ingieran".
Además, el artículo 35 del Reglamento (CE) Nº 1272/2008 del Parlamento Europeo sobre "Clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas" especifica: "los envases que contengan una sustancia o mezcla peligrosa suministrada al público en general no tendrán una forma ni un diseño que atraiga o suscite la curiosidad de los niños, ni que induzca a engaño a los consumidores, como tampoco una presentación o un diseño similares a los utilizados para alimentos, piensos, medicamentos o productos cosméticos, que puedan inducir a engaño a los consumidores".