Frutos secos crudos o tostados: cuáles son los más sanos

Los frutos secos son alimentos de alta calidad, ricos en proteínas y grasas. Cuentan con minerales de fácil absorción, potasio, calcio, fósforo, hierro y magnesio. Además, son ricos en fibra, calcio, magnesio y ácido fólico. Por todas estas cualidades que presentan se recomienda consumir de tres a siete raciones a la semana. Aunque, no en grandes cantidades debido a su mala digestibilidad y elevado aporte calórico.

Algunos frutos secos, como las nueces, han demostrado ser capaces de disminuir enfermedades del corazón. Asimismo, como informa la Fundación del Corazón, son una buena alternativa a las proteínas animales y su inclusión elevada en la dieta está avalada por la mayoría de las organizaciones internacionales.

Con todas estas cualidades beneficiosas para la salud sabemos que debemos consumirlas en nuestro día a día. No obstante, surge la duda de si es mejor tomarlos crudos o tostados. Ambas formas tienen sus ventajas e inconvenientes.

Frutos secos tostados

El tostado de los frutos secos puede alterar su valor nutricional. Algunos compuestos antioxidantes se puede inactivar tras someterse a las altas temperaturas y debido a ello, parte del valor nutricional del alimento se pierde.

Por otro lado, los antinutrientes que hay en los frutos secos bajo las altas temperaturas se inactivan, como es el caso del ácido fitico. De esta manera se aprovechan más los minerales como el hierro y el calcio.

Frutos secos crudos

En ocasiones, pueden contener una pequeña placa bacteriana en el exterior, pero su consumo es totalmente seguro. Al natural, conservan todos sus nutrientes y componentes beneficiosos, sobre todo, sus grasas saludables y antioxidantes.

El inconveniente que presentan es que su caducidad es corta y si no se consumen rápida puede que sus grasas se enrancien y que enmohezcan.

¿Cuál es la mejor opción?

Tras analizar las propiedades de ambas variedades llegamos a la conclusión de que la mejor opción es alternar el consumo de los frutos secos crudos y tostados. Con los primeros, obtenemos un aporte de antioxidantes más completo, pero se pierden minerales esenciales. Con los segundos ocurre justo lo contrario.

Por lo tanto, la clave está en la variedad. El consumo de ambos garantiza la ingesta de todos los elementos imprescindibles para tener un buen estado de salud.