Este es el motivo por el que hay personas que no paran de quejarse
Quejarse es una forma de comunicación que puede conectarnos con los demás. Sin embargo, centrarse solo en lo negativo puede distanciar a las personas.
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Cuando hablamos de personas quejicas o quejicosas a todos nos viene rápidamente un nombre a la cabeza. Puede ser un compañero de trabajo, un amigo, tu cuñado...Cualquiera menos nosotros.
Tendemos a pensar que nosotros mismos no nos quejamos, o no lo hacemos demasiado como para que sea algo característico de nuestra personalidad. Esto se debe a que, aunque las quejas son algo muy común, las consideramos negativamente.
Sin embargo, la psicología no opina lo mismo. En un artículo de 'Psychology Today', el Doctor en Medicina William Berry reflexiona sobre el por qué de las quejas y cómo influyen en nuestras relaciones sociales.
La queja como forma de comunicación y autovalidación
Berry explica que las quejas no son más que un desahogo entre dos personas que hablan. Una forma de comunicación que puede generarnos una sensación de conexión con los demás y de autovalidación emocional, ya que nuestro interlocutor puede empatizar con nuestra situación si ha pasado por una experiencia similar.
"Las personas se compadecen de las cosas que les molestan. Quejarse abre la puerta a esto", explica el doctor. "Cuando otra persona reconoce tu dolor (expresado mediante quejas) y valida tu experiencia, eso te hace sentir bien y os conecta momentáneamente", continúa Berry que hace referencia a la idea del teórico humanista Carl Rogers, quien creía que "sentirse escuchado es extremadamente poderoso".
Refuerzo del ego: el aspecto negativo
Aunque quejarse puede tener beneficios para nuestra salud mental porque el desahogo nos hace sentir bien, también puede tener consecuencias negativas como el "refuerzo del ego".
Cuando nos quejamos suele ser de alguien (o de varios) y esto implica juzgar a las personas. Tal y como explica William Berry "los humanos juzgamos de forma natural. La teoría evolutiva sugiere que necesitábamos tomar decisiones rápidas sobre si los demás estaban con nosotros o en contra de nosotros. Por eso, las personas siempre están juzgando a los demás para evaluar dónde se encuentran estos en relación con ellas".
Muchas quejas implican a los demás y entran en la categoría de refuerzo del ego. Incluso sabiendo que lo que nos motiva es un sentimiento negativo, nos sentimos bien al hacerlo y, por eso, perseveramos.
El refuerzo de nuestro ego es un aspecto negativo de la comunicación, opuesto a la verdadera autorrealización que puede distanciarnos de los demás. Cuando consideramos que alguien se queja demasiado, su entorno puede dejar de interactuar con él. "Nadie quiere estar cerca de alguien que se queja sin parar. Por lo general, la gente quiere estar rodeada de personas equilibradas y moderadas. Si alguien está demasiado amargado, las personas tienden a evitarlo (o, tal vez, a quejarse de él)", señala el experto.
Por qué hay gente que no para de quejarse
Ya hemos visto los aspectos positivos y negativos de quejarse. Pero, ¿por qué hay personas que no paran de hacerlo? La ciencia tiene la respuesta.
El cerebro humano tiene un sesgo negativo. Preparado para la supervivencia, éste órgano tan complejo se centra en los aspectos negativos porque son los más amenazantes para la supervivencia y deja más apartados los positivos, aquellos que mejoran la vida pero son menos vitales para la supervivencia. Como el cerebro percibe los aspectos negativos en mayor proporción, hay más motivos para quejarse que motivos para estar agradecidos.