¿Engordan los frutos secos? Esto dice la ciencia

Es una pregunta que seguramente repudie cualquier nutricionista. Si buscas frutos secos, la búsqueda relacionada más buscada es precisamente esa cuestión. Ningún alimento engorda o adelgaza por sí mismo. Es el cómputo global al final del día lo que determina si estamos en déficit o superávit calórico. Si al final del día hemos gastado más calorías de las que hemos consumido, perderemos peso. Si equilibramos la balanza, nos mantendremos. Y si consumimos más calorías de las que quemamos, cogeremos peso que en función de nuestra actividad física, y del tipo de superávit puede ser gran parte en músculo.

En este sentido, hay que tener en cuenta que los frutos secos son un alimento con un aporte calórico alto. La mayoría está en torno a las 600 calorías por 100 gramos de ración ¿Quiere decir esto que no debemos tomarlos si estamos en una dieta de pérdida de peso o de mantenimiento? Para nada. De hecho, consumidos en su justa medida, aportarán multitud de beneficios a nuestro cuerpo, y por su alto contenido en fibra, proteínas y grasas saludables, nos aportarán una mayor saciedad y hará que sean beneficiosos en dietas de déficit calórico controlado. Se recomienda su consumo en versión cruda o tostada para evitar aditivos y aporte extra de caloría como en los fritos, salados o dulces.

La fibra dietética mantiene la sensación de saciedad durante más tiempo y nos ayuda a evitar caer en picoteos entre horas. Eso conduce a una disminución en el consumo total de calorías lo que puede ser beneficioso para la pérdida de peso. La mayoría de las personas no consumen suficiente fibra, que es vital para mantener un sistema digestivo saludable y controlar la digestión y la absorción.

Los polifenoles, que son potentes antioxidantes, abundan en los frutos secos. Pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo y la inflamación. Como resultado, reducen potencialmente las posibilidades de desarrollar afecciones crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 , presión arterial alta y enfermedades cardíacas. Además, están repletos de minerales como potasio, magnesio, fibra dietética y compuestos fenólicos, lo que los convierte en una gran fuente de nutrición. También contribuyen a una mejor salud intestinal, cardiovascular, pérdida de peso, aumento de la saciedad e incluso protección contra ciertos tipos de cáncer.

Con esta amplia lista de beneficios, sería absurdo eliminarlos de tu dieta solo en base a su perfil calórico. Si estás en déficit calórico, puedes consumirlo con moderación o no todos los días. Pero los expertos recomiendan hacerlos desaparecer de la dieta.