En las declaraciones que saldrán publicadas en el número de julio de Vogue, el creador habla de su batalla contra la enfermedad, que comenzó con distintas molestias en el mes de enero y que se reveló en forma de tres tumores en la cabeza, dos de ellos extirpados en abril.
El tercero, "no se podía tocar por la zona en la que está", comenta. "Era importante que yo estuviera despierto durante la intervención para ayudarles y decirles si todo iba bien", dice Delfín, que debe combinar ahora sesiones de radioterapia y quimioterapia y hacer frente a secuelas como problemas en el habla y la memoria y la pérdida de fuerza en un brazo y en una pierna.
El diseñador muestra de manera valiente las secuelas de la operación al ilustrar el reportaje con fotografías realizadas por su pareja, Pablo Sáez, realizadas muy poco después de la intervención y en las que se aprecian las cicatrices de la misma. "¿Miedo? De momento, no. Tengo una especie de espíritu de supervivencia. No paro de pensar en todo lo que quiero hacer", indica David Delfín.