Científicos alemanes hallan la posible causa de los raros trombos de AstraZeneca y Janssen
Explican que estas vacunas, que emplean vectores de adenovirus, podrían modificar la secuencia de la proteína espiga del coronavirus y que se liberen pequeños fragmentos de esta proteína al torrente circulatorio.
Las vacunas como AstraZeneca o Janssen tienen entre sus poco habituales efectos adversos los trombos. Científicos de la Goethe-University of Frankfurt podrían haber encontrado la solución a cómo acabar con los escasos trombos: retocando las secuencias genéticas de las vacunas.
Según estos investigadores, el problema con las vacunas de AstraZenea y Janssen es que cuando el adenovirus que utilizan como vector para llevar la información genética a las células humanas adhiere a ellas la proteína del coronavirus que genera los anticuerpos, se deja atrás algunos fragmentos de esa proteína que se libera al torrente circulatorio y que puede provocar una reacción inflamatoria que termine en un trombo.
AstraZeneca y Janssen, vacunas vectorizadas con adenovirus
El Hematólogo y portavoz de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, Ramón Lecumberri, explica que las vacunas de AstraZeneca o Janssen son vacunas que emplean vectores de adenovirus (virus fríos utilizados para suministrar material vacunal) y Moderna y Pfizer son vacunas de ARN mensajero.
La diferencia entre ambas es que las vacunas de ARN mensajero tienen el código genético mismo del coronavirus solo para la proteína espiga y el RNA no tiene que penetrar en el núcleo de la célula, como sí sucede con las vacunas de adenovirus, AstraZeneca y Janssen.
Las vacunas de adenovirus introducen el DNA para modificar la proteína espiga y el adenovirus tiene que entrar en el núcleo de la célula y tiene que transformar ese DNA (información genética a partir de la que la cuál la célula crea la proteína) en RNA y luego el RNA en proteína y que se exprese en la membrana de la célula.
"Lo que sugieren los científicos es que en ese proceso se pueden producir mecanismos de corte que den lugar a fragmentos mas pequeños de la proteína espiga que no se quedan anclados a la membrana de la célula sino que se liberen al medio, en este caso al torrente circulatorio y que estos fragmentos de la espiga produjeran una reacción infamatoria de los vasos sanguíneos que contribuyera al desarrollo de los trombos", explica el Ramón Lecumberri.
La solución: modificar las vacunas
Según explica el hematólogo Ramón Lecumberri, la solución para evitar estos trombos sería modificar la vacunas. "Se tendría que modificar el DNA (código genético) del coronavirus que meten dentro del adenovirus para que no tenga sitios de ruptura y que no se puedan crear fragmentos de proteína más corta", asegura.
El hematólogo apunta que no es una solución rápida y que si se modifica la vacuna se exigirían nuevos ensayos clínicos para probar de nuevo su eficacia y seguridad. Janssen ya ha mostrado interés por esta investigación, no así AstraZeneca.
La investigación aún no ha sido publicada oficialmente, y por tanto, tampoco revisada, pero podría ser la base para modificar las vacunas.