Alerta sanitaria en la Unión Europea por una sustancia tóxica presente en envases de muchos alimentos
Científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han hecho un estudio sobre las consecuencias de este componente cuyo consumo máximo diario recomendado se ha reducido 20.000 veces
Una sustancia química tóxica relacionada con el cáncer de próstata y de mama se encuentra comúnmente en los plásticos, el revestimiento de las latas de alimentos, las botellas de agua y los recibos de papel. Científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han hecho un estudio sobre las consecuencias de ingerir este componente, Bisfenol A.
Para estudiar el impacto se han analizado hasta 800 informes desde 2013. La conclusión es que produce alteraciones en nuestro sistema inmunitario con un aumento de un tipo de glóbulos blancos denominado T-helper "Son como los centrocampistas de nuestro sistema de defensas. Si se alteran, es muy probable que hagan que el equipo no juegue bien y se produzca un mal funcionamiento", analiza el presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos Lopez Hoyos para La Sexta.
En España está prohibido el uso de esta sustancia en productos relacionados con la alimentación. Sin embargo, en otros países se sigue empleando por lo que desde la OCU reclaman que se cree una normativa común en Europa ya que no queda claro en estos momentos que productos contienen esta nociva sustancia. Tanto es así que las autoridades han reducido 20.000 veces la cantidad segura diaria.
En Canadá también han advertido sobre este componente que "puede interferir con las hormonas en el cuerpo humano y causar resultados adversos para la salud, incluidos cánceres, diabetes y daños a la fertilidad y el desarrollo de los bebés", asegura Stéphane Bayen , profesor asociado en el Departamento de Ciencia de los Alimentos y Química Agrícola.
Los investigadores canadienses examinaron una variedad de alimentos frescos envasados vendidos en Canadá, como carnes, quesos, verduras y productos de panadería. Han encontrado concentraciones relativamente altas de bisfenol A en etiquetas de alimentos, como etiquetas de precios y pegatinas, donde el calor se utiliza para imprimir códigos de barras o precios unitarios. Los científicos han señalado que los alimentos estudiados tenían una cantidad de bisfenol que supera significativamente el límite de la Unión Europea.