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Las 27 enfermedades por las que la DGT te prohíbe conducir

La DGT establece una serie de restricciones para conducir a aquellas personas que padecen ciertas enfermedades o condiciones médicas que puedan comprometer la seguridad vial.

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Miriam Méndez

Madrid | 30.08.2024 08:56

Las enfermedades por las que la DGT prohibe conducir | Pixabay

La reciente reforma de la Ley de Tráfico introduce importantes cambios que afectan a una gran cantidad de conductores. Una de las principales modificaciones es la exigencia de mantener un estado de salud adecuado para poder conducir.

De esta manera, la Dirección General de Tráfico (DGT), con el propósito de mejorar la seguridad vial, ha publicado en sus redes sociales una lista de enfermedades comunes que pueden afectar la capacidad de conducción y, por tanto, restringir la posibilidad de conducir.

Estas nuevas medidas están diseñadas para reducir el riesgo de accidentes de tráfico, dado que ciertas enfermedades pueden impactar negativamente en el estado físico y mental del conductor, poniendo en peligro no solo su vida, sino también la de los demás usuarios de la vía.

Además. conducir bajo estas condiciones, es ilegal. Las sanciones impuestas por la DGT pueden ser severas, con multas que alcanzan hasta 6.000 euros. Sin embargo, para aquellos que ya tenían el carné y no lo renovaron debido a estas afecciones, la multa se reduce a 200 euros.

Trastornos mentales que prohíben la conducción

De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, la salud mental en España es un tema de creciente preocupación. Según datos del Ministerio de Sanidad, el 6,7% de los españoles sufre de ansiedad o depresión, con una prevalencia significativamente mayor en mujeres (9,2%) en comparación con hombres (4%).

Además, entre el 2,5% y el 3% de la población adulta, es decir, más de un millón de personas, padece un trastorno mental grave. En los jóvenes, casi la mitad de los que tienen entre 15 y 29 años considera haber experimentado algún problema de salud mental.

Estos datos ponen de manifiesto una realidad que tiene implicaciones más allá de la salud individual, afectando también la seguridad en la carretera.

Por este motivo, la Dirección General de Tráfico (DGT), consciente de los riesgos asociados a ciertas enfermedades mentales y físicas, ha establecido las siguientes normativas que limitan o prohíben la conducción en personas que padecen determinadas condiciones médicas. La ansiedad, la depresión, y otros trastornos mentales graves, al igual que ciertas enfermedades físicas, pueden alterar la capacidad de reacción, el juicio y la atención, factores críticos para la conducción segura.

Trastornos mentales que prohíben la conducción

La capacidad de una persona para conducir puede verse comprometida no solo por el tipo de enfermedad mental que padezca, sino también por su evolución y el tratamiento que reciba. Por eso, cada caso se evalúa de manera individual para determinar la aptitud para conducir, al igual que ocurre con otras condiciones médicas.

Generalmente, la DGT prohíbe la conducción a personas con enfermedades mentales severas como demencia, trastorno de ansiedad, trastornos de la personalidad, depresión, trastornos del sueño, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno del desarrollo intelectual, TDAH o adicciones, excepto en casos leves con un informe médico favorable. Además, no se permite la renovación del permiso de conducir en casos de disnea persistente, ya sea en reposo o durante esfuerzos ligeros.

¿Qué otras patologías son incompatibles con la DGT?

La DGT incluye en su lista de enfermedades incompatibles con la conducción diversas condiciones degenerativas y crónicas, como el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), el temblor esencial, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la distrofia muscular, la osteoporosis, el Parkinson y la artritis reumatoide. Estas enfermedades pueden afectar gravemente la capacidad de un individuo para conducir de manera segura.

También, entre las condiciones que pueden limitar o prohibir la conducción se incluyen diversas patologías respiratorias y cardiovasculares.

Las enfermedades respiratorias como la apnea del sueño y la disnea persistente, ya sea en reposo o durante esfuerzos menores, son motivo de preocupación, ya que pueden afectar la capacidad de la persona para conducir con seguridad. En particular, la disnea permanente impide la renovación del permiso de conducir.

Por su parte, los usuarios que han recibido un trasplante renal o que se someten a diálisis deben llevar a cabo un seguimiento médico riguroso. En el caso de enfermedades vasculares graves, como la disección o el aneurisma de grandes vasos, se requiere una renovación más frecuente del permiso, siempre que se cuente con la aprobación de un especialista. Esta misma regulación se aplica a los pacientes con trastornos oncohematológicos y otros problemas oncológicos.

El hipotiroidismo, los trastornos de las paratiroides y la diabetes insulinodependiente también pueden influir en la renovación del carné de conducir, dependiendo de la evolución de la enfermedad. Además, los conductores con arritmias, infartos agudos, marcapasos, prótesis valvulares o desfibriladores automáticos deben seguir un control médico especial para poder renovar su permiso de conducción.