Utilizar esponja en la ducha o solo la mano: esto es lo más salubre y saludable, según los dermatólogos
Para la mayoría de personas, la ducha diaria es una práctica habitual. Sin embargo, surge la duda: ¿es preferible ducharse con o sin esponja? ¿Cuál de las dos opciones beneficia más a la salud de nuestra piel?
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Madrid |
En la elección diaria entre usar esponja o solo las manos a la hora de ducharse, puede surgir el debate sobre qué método es más salubre. Mientras algunos prefieren la esponja por su capacidad de exfoliar la piel, otros se inclinan por la simplicidad y la menor probabilidad de acumulación de bacterias al usar solo las manos.
Lo cierto es que las condiciones de humedad y temperatura presentes en los baños crean un ambiente propicio para la multiplicación de patógenos, especialmente en las esponjas de baño, que a menudo permanecen húmedas si se dejan en la ducha sin secar completamente.
Un estudio en el Journal of Clinical Microbiology reveló cómo las esponjas de luffa, apreciadas por sus propiedades exfoliantes, pueden convertirse en caldo de cultivo para bacterias perjudiciales para nuestra piel. La investigación destacó la presencia de bacterias nocivas como Pseudomonas, Xanthomonas, Klebsiella, E.coli, Enterobacter, Enterococcus, y Streptococcus del grupo B en estas esponjas naturales.
El problema se agrava con la acumulación de células muertas de la piel, un fenómeno común al usar esponjas de luffa para la limpieza corporal, lo que facilita aún más el crecimiento bacteriano. Por este motivo, tanto este tipo de esponjas, como otras exfoliantes, pueden actuar como reservorios y medios de transmisión para bacterias dañinas para la piel, afirmación que ha sido secundada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mejor que esponja, utilizar la mano para enjabonar
La fricción generada por el uso de esponjas durante la ducha puede tener un impacto negativo en la piel, una preocupación respaldada por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y secundada por numerosos expertos en el campo de la dermatología.
La premisa central es que la acción mecánica de frotar con una esponja, especialmente si se hace con fuerza o con esponjas de textura áspera, puede erosionar la barrera protectora de la piel. Esta barrera es esencial para mantener la hidratación y proteger contra agentes externos como bacterias, virus y contaminantes.
De acuerdo con Ana Molina, dermatóloga en la Fundación Jiménez Díaz y profesora de Dermatología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la erosión de esta capa protectora puede conducir a varios problemas dermatológicos. "Entre estos se incluyen la sequedad excesiva, ya que se pierde la capacidad de retener la humedad, y la sensibilización de la piel, haciéndola más susceptible a irritaciones, infecciones y reacciones alérgicas", cuenta la experta. "Además, la piel dañada puede experimentar una recuperación más lenta de lesiones superficiales y una mayor vulnerabilidad a los daños causados por la exposición al sol", añade.
Por estas razones, los especialistas sugieren minimizar o evitar el uso de esponjas en la ducha, optando en su lugar por el uso de las manos. Lavarse con las manos permite un control más suave y menos abrasivo, reduciendo el riesgo de dañar la capa protectora de la piel.
No obstante, no todo es negativo. Ana Molina recomienda utilizar como alternativa las esponjas exfoliantes, ya que pueden tener varios beneficios para la piel, porque eliminan células muertas, favoreciendo así su suavidad. Sin embargo, de acuerdo con la dermatóloga, su uso debería limitarse a una frecuencia semanal en lugar de diaria para evitar daños.
Estos utensilios también pueden fomentar una mejor circulación sanguínea gracias a la estimulación cutánea que proporcionan durante el lavado, lo que podría resultar en una piel de aspecto más sano. Sin embargo, es crucial elegir esponjas adecuadas a la sensibilidad de nuestra piel, ya que aquellas demasiado ásperas podrían causar irritación, particularmente en pieles sensibles o en personas con condiciones como el eczema.
Consejos de los expertos en caso de utilizar esponja
En caso de que se quiera seguir utilizando la esponja en la ducha diaria por ser una herramienta cómoda para limpiar todo el cuerpo, Ana Molina recomienda seguir las siguientes indicaciones:
- Lavar la esponja con frecuencia. "Para lavarlas adecuadamente, basta con sumergir la esponja en un recipiente lleno de agua mezclada con un poco de lejía durante cinco minutos, una vez a la semana. Este proceso simple garantiza la eliminación de microorganismos nocivos", detalla la dermatóloga.
- Reemplazar la esponja cada tres o cuatro meses, como máximo, para mantener una higiene adecuada.
- Las áreas recién afeitadas presentan una vulnerabilidad significativa a la invasión de microorganismos, dado que la piel se encuentra irritada y la capa epidérmica está comprometida, lo cual facilita el desarrollo de infecciones. Es recomendable evitar el uso de esponjas en estas zonas durante los primeros cuatro o cinco días tras el afeitado.
- En su lugar, se puede limpiar la zona afectada únicamente con agua, aplicando el gel de ducha directamente y utilizando las manos para frotar suavemente, o optar por el uso de pastillas de jabón.