Por qué tengo pesadillas por las noches: estas pueden ser las causas, según un experto en trastornos del sueño
Un especialista nos explica cómo funciona nuestro sueño y por qué tenemos pesadillas.
Barcelona |
Una pesadilla es un sueño perturbador relacionado con sentimientos negativos, como ansiedad o miedo que te despiertan. Suelen ser comunes en niños, pero pueden manifestarse a cualquier edad. Este tipo de sueños ocasionales por lo general no son motivo para preocuparse.
Contamos con la colaboración del Dr. Àlex Ferré, médico experto en los trastornos del sueño en edad adulta e infantil, para entender mejor cómo funciona nuestro sueño y a qué se debe la aparición de las pesadillas.
¿En qué fase del sueño es cuando soñamos?
"Normalmente, las personas soñamos en la fase REM, aunque también puede producirse en la no REM. La fase del sueño no REM sirve como regulación física, y la fase REM es el momento en el que el cerebro trabaja muchísimo. De hecho, consume más azúcar que cuando estamos en una fase de vigilia pensando. Al trabajar tanto, el cerebro se desconecta del resto del cuerpo, excepto el diafragma (para respirar) y los ojos (por eso se producen los movimientos oculares)", nos explica el Dr. Ferré.
Además, el sueño tiene diferentes ciclos y son repetitivos a lo largo de la noche. "Muchas personas que vienen a consulta me dicen: 'yo nunca sueño'. Esto puede deberse a que no llegan a la fase REM, es decir, su sueño no es reparador y el ciclo se interrumpe, produciendo una fragmentación del sueño. Otra frase frecuente es: "Siento que sueño más en verano", esto se debe a que en las vacaciones dormimos más tiempo y no estamos tan estresados".
Existen diferentes factores que pueden provocar la aparición de estos sueños angustiantes y perturbadores, pero según nos indica el Dr. Ferré hay un aspecto muy importante que muchas veces pasamos por alto: "Cuando la gente piensa en el trastorno del sueño más frecuente, piensa en el insomnio o la apnea del sueño, pero la realidad es que el trastorno del sueño más frecuente es dormir poco. La gente no duerme suficientes horas y estresa al cuerpo, haciendo que no alcance la fase REM e interrumpiendo su ciclo del sueño. Este estrés puede reflejarse durante el sueño en forma de pesadillas". Sin duda, esta falta de dormir puede deberse a situaciones estresantes de nuestra vida diaria, como problemas laborales, académicos, financieros o conflictos interpersonales. En definitiva, unos factores muy importantes, son el estrés y ansiedad.
Otros factores que pueden contribuir a su aparición son:
- Traumas y experiencias pasadas: las personas que han experimentado traumas, eventos traumáticos o abusos pueden tener pesadillas como una manifestación de sus emociones no procesadas.
- Consumo de ciertos medicamentos: algunos medicamentos, como ciertos antidepresivos, pueden tener como efecto secundario el aumento de sueños vívidos y, en algunos casos, pesadillas.
- Fiebre y enfermedades: la fiebre y algunas enfermedades pueden afectar la calidad del sueño y contribuir a la aparición de pesadillas.
- Trastornos psicológicos: algunos trastornos psicológicos, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión y la ansiedad, pueden estar asociados con un mayor riesgo de experimentar pesadillas.
- Cambios hormonales: en ciertos momentos de la vida, como durante la adolescencia o el embarazo, los cambios hormonales pueden influir en la calidad y contenido de los sueños, aumentando la probabilidad de pesadillas.
¿Cuándo es un problema tener pesadillas?
Es importante señalar que las pesadillas son una experiencia común y, en la mayoría de los casos, es natural tenerlas de vez en cuando. Sin embargo, si las pesadillas son frecuentes, intensas o afectan significativamente la calidad de vida de una persona, puede ser útil buscar la orientación de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, para explorar las posibles causas subyacentes y recibir apoyo adecuado.
Si tienes alguno de estos síntomas, es posible que necesites ayuda de un especialista:
- Ocurren con frecuencia y continúan a lo largo del tiempo.
- Interrumpen de forma rutinaria el sueño.
- Causan temor de irse a dormir.
- Causan problemas de conducta durante el día o dificultad para desempeñarte.