El año nuevo comienza en el Vaticano con la liturgia funeraria al Papa Benedicto XVI que falleció el sábado a los 95 años. Durante tres días el cadáver de Josef Ratzinger va a ser velado en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma.
Este lunes empieza una semana de duelo que terminará el jueves con un funeral "sobrio pero solemne" -según el Vaticano por deseo del propio difunto- y que oficiará el Papa Francisco. A las nueve de la mañana ha quedado instalada la capilla ardiente por la que se prevé que hasta 35.000 personas acudan para rendir tributo al difunto.
Asimismo, las autoridades calculan que unas 60.000 participen en la misa funeral que oficiará el jueves en la Plaza de San Pedro su sucesor, el Papa Francisco, quien ayer ya le dedicó la homilía del domingo.
Según ha informado el Vaticano, al tratarse de un Papa cuyo pontificado ya terminó en 2013 no se llevarán a cabo algunos ritos funerarios propios de los Papas que mueren durante su pontificado. Los expertos explican que será más parecido al ritual que se dedica a los obispos eméritos.
No habrá invitación generalizada a los jefes de Estado y de Gobierno -aunque si alguno quiere asistir podrá hacerlo a título personal- sólo asistirán oficialmente las delegaciones de Gobierno y Presidencia y Italia y de Alemania, aunque sí estarán presentes los embajadores ante la Santa Sede.
La muerte de Benedicto XVI pone fin a la anómala bicefalia vaticana, la convivencia de dos Papas durante casi diez años. Bicefalia pacífica porque ni Benedicto hizo amago por influir o enredar en el pontificado de su sucesor, ni Bergoglio discrepó nunca de su antecesor en la aplicación de la doctrina respecto de la eutanasia, el aborto, el divorcio o el matrimonio igualitario, entre otras muchas.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, ha comunicado que el funeral por el pontífice emérito se celebrará el próximo 5 de enero, a las 9.30 horas, en la plaza de San Pedro y será oficiado por el papa Francisco.
Al final de la celebración eucarística tendrá lugar la Ultima Commendatio y la Valedictio. El ataúd del Sumo Pontífice Emérito será llevado a la Basílica de San Pedro y luego a las Grutas del Vaticano para su entierro.