Este jueves ha fallecido la reina Isabel II de Inglaterra a los 96 años y tras 70 de reinado. El mundo mira ahora al Reino Unido, donde su hijo ya ejerce como rey Carlos III de Inglaterra.
Carlos de Gales es el primogénito de Isabel II y el Felipe de Edimburgo, que falleció en abril del año pasado. Era el vigesimoprimer príncipe de Gales y, a sus 73 años, se convierte en rey. Aún no había cumplido cinco años cuando asistió a la coronación de su madre en la Abadía de Westminster, en 1953, convirtiéndose en el primer heredero en la historia en asistir a este evento.
Cinco años más tarde, en 1958, fue nombrado por Isabel II como príncipe de Gales y conde de Chester, aunque la ceremonia oficial de investidura como príncipe no se produjo hasta 1969.
El príncipe Carlos se convirtió en el primer miembro de la familia real británica en recibir una educación parecida a la de un joven de clase alta en el país. Asistió cuando era niño al Hill House de Londres y al Cheam School de Berkshire antes de ingresar en Gordonstoun School, donde también estudió su padre.
A los 19 años comenzó a estudiar arqueología, antropología e historia en la Universidad de Cambridge, donde se graduó en 1970. Entre 1971 y 1976 sirvió en la Royal Navy.
Habla inglés, francés, alemán y galés, toca hasta tres instrumentos musicales y entre sus intereses siempre han estado la ecología, la historia, la arquitectura y la pintura.
Carlos de Gales se casó con Diana Spencer en el verano de 1981. Su matrimonio estuvo siempre marcado por la polémica hasta que oficializaron su divorcio en 1996, cuatro años después de su separación en 1992. Tuvieron dos hijos, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry.
Tras la trágica muerte de Lady Di en un accidente de tráfico en 1997 el príncipe heredero volvió a casarse con Camila Parker Bowles, con quien siempre se le relacionó de manera sentimental. Fue en el año 2005, en una íntima ceremonia civil a la que no asistieron sus padres.
Este segundo matrimonio tras la muerte de Lady Di, muy querida por la sociedad británica, restó popularidad a Carlos de Gales en todo el Reino Unido.