El recuento de cifras de fallecidos tras el terremoto sigue su escalofriante escalada. Las víctimas ya superan las 22.000 y los heridos los 75.000 según las cifras oficiales. Las escenas de destrozo y desolación clarifican la magnitud del desastre.
Muchas personas siguen atrapadas bajo los escombros. El tiempo es el mayor enemigo en este tipo de sucesos en los que pasadas las 72 horas, las posibilidades de encontrar a alguien con vida son realmente escasa. Por eso, en medio de ese infierno, solo cuando se consigue rescatar a alguien se consigue por unos momentos poder esbozar una sonrisa y que aflore alfo de esperanza.
Una de las imágenes que nos ha dejado el rescate es la de un bebé en la provincia de Hatay. Kerem, un nombre que significa amable y bondadoso, tiene 21 días de vida. Sus sollozos consiguieron llamar la atención de los rescatistas que tras levantar varias placas de hormigón encontraron su magullado cuerpo. Y algo que llamó poderosamente la atención. En su mano, portaba un mechón de pelo de su madre.
La progenitora no sobrevivió a la tragedia. Ese mechón se ha considerado como un símbolo de la unión del pequeño Kerem con su madre.
Los equipos de rescate turcos lograron liberar a un bebé de 10 días y a su madre de una montaña de escombros en la provincia de Hatay, 90 horas después de los devastadores terremotos del lunes. El pequeño Yagiz y su madre fueron rescatados en el distrito Samandag de Hatay por especialistas procedentes de Estambul, según informó en Twitter el alcalde de la ciudad del bósforo, Ekrem Imamoglu.
Yagiz, que ha pasado casi la mitad de su corta vida entre ruinas, recibió asistencia médica de inmediato y fue trasladado a un hospital mientras dos personas trataban de calentarlo con una manta térmica.
Los rescatistas también trasladaron a un hospital a su madre, aturdida y pálida pero consciente, según las imágenes de la agencia de emergencias AFAD.