¿Qué esta pasando en Suecia? Las consecuencias del bucle de la violencia callejera
Desde el pasado mes de septiembre, Suecia está viviendo una insólita oleada de violencia, en el contexto de una guerra de bandas entre grupos de narcotraficantes.
Madrid | 10.10.2023 11:02 (Publicado 10.10.2023 06:04)
Durante muchos años, Suecia ha sido considerado el paradigma del modelo de bienestar nórdico: además de exportar curiosos muebles y tensas novelas policíacas, pocos sucesos solían trascender más allá de las pacíficas fronteras suecas. Por esto, las escenas vividas en el país nórdico en las últimas semanas resultan especialmente impactantes, y trágicas.
En el transcurso de los últimos días, se han reportado 10 explosiones y 18 tiroteos en algunas ciudades importantes del país, como Estocolmo, Malmo o Uppsala. Una violenta guerra de bandas se está desarrollando en las calles, cobrándose víctimas inocentes en una espiral de vendettas y violentos atentados.
Rawa Majid - que recibe al apodo de "zorro kurdo" - e Ismail Abdo - el "Hombre Fresa"- son dos de los principales líderes de la industria del narcotráfico sueco, en el que se estima que hay más de 30.000 personas implicadas. Aunque los últimos acontecimientos están relacionados con un enfrentamiento entre las facciones de Majid y Abdo, existe una importante problemática social que podría explicar este violento enfrentamiento, en el que están implicados incluso jóvenes de entre 14 y 19 años, que actúan a modo de niños-soldado.
Un otoño trágico
Al consultar la cronología que presenta el diario sueco Expressen, nos encontramos con un dramático goteo de crímenes y asesinatos desde el arranque del pasado mes de septiembre: el día 7, una mujer de 60 años es asesinada en un apartamento en la ciudad de Uppsala. Identificada como la madre de Abdo, su muerte desencadena otros fatídicos eventos: varios pandilleros protagonizan un tiroteo en el barrio de Uppsala, buscando acabar con la suegra de Majid.
Al día siguiente, un menor de 13 años es hallado muerto en un bosque cercano a la ciudad de Estocolmo, que las autoridades vinculan con el mundo criminal. El mes de septiembre avanza y se reportan explosiones en varios municipios: Södertälje, Edsberg, Linkopig...
El hombre más buscado
A miles de kilómetros, en tierras más cálidas, el "zorro kurdo" se oculta de la justicia en Estambul. Rawa Majid, nacido en Suecia y de padres iraquís, es el líder de la red criminal "Foxtrot", a sus 37 años de edad. Con 19 años, el joven Rawa comenzó a introducirse en el mundo del contrabando, el robo y las drogas.
Tal y como relatan algunos compañeros de escuela para el medio Nyheter24, Majid pronto comenzaría a llevar caras prenda de ropas y joyas, casi pronosticando su estelar ascenso en el mundo criminal sueco, e Ismail Abdo - el "Hombre Fresa"- se convierte en uno de sus principales aliados. En 2020, la Europol lanza una orden de captura contra Majid, y este huye hasta Turquía.
Gracias a una gran inversión, tal y como señalan algunos medios suecos, Majid obtiene la nacionalidad turca, y este hecho dificulta enormemente la extradición hasta su país de origen. Por otro lado, la relación con Abdo muta hacia la enemistad - a causa de un conflicto relacionado con un cargamento de droga, tal y como indica el diario Aftonbladet- y una sangrienta batalla de bandas intensifica la violencia latente en las calles de Suecia. El gobierno sueco, liderado por el conservador Ulf Kristersson, ya ha designado a una fiscal, Hannah Lemoine, para que trabaje específicamente para lograr la díficil extradición del "Zorro Kurdo".
La reacción del gobierno
En Suecia, un país históricamente pacífico, la policía trata de detener a los criminales, pero una bomba explota en Uppsala y mata a una mujer de 25 años, y un anciano de 70 años muere a causa de un disparo en un pub en Sandviken. "Es un momento difícil para Suecia", declaró el pasado miércoles el primer ministro Ulf Kristersson en un discurso dirigido a la nación. A pesar de reconocer la problemática social detrás de esta situación - pues menciona que el germen de la violencia se sitúa en zonas "socialmente desaventajadas"-, Kristersson apuesta por reforzar las medidas de seguridad y reforzar la política migratoria, acercándose al discurso de Rishi Sunak y Georgia Meloni.
El primer ministro anuncia la posibilidad de que el Ejército Sueco pueda apoyar logísticamente al cuerpo de Policía, que no cuenta con personal suficiente para hacer frente a la oleada de crímenes. El partido socialdemócrata sueco (SAP), que lidera la oposición, está de acuerdo con esta medida, que hace años promulgaba el partido de extrema Demócratas de Suecia.
La problemática social de fondo
A Lisa Pelling, politóloga y líder del think-thank Arenaide, le preocupa esta medida, que podría diluir la separación entre el ejército y la policía. Mientras que el objetivo del ejército es enfrentar amenazas exteriores, explica Pelling, el de la policía es solucionar problemas internos. Buscar que el ejército intervenga "es una manera de decir que no son suecos", explica Pelling, que afirma que esta criminalidad es un "asunto sueco", pues algunos de los miembros de las pandillas son suecos hijos - o incluso nietos- de inmigrantes.
Para la líder de Arenaide, la represión y la persecución no tiene mucho futuro, y ha sido empleada por el gobierno para "dar la ilusión" de que así se puede solucionar el conflicto. La politóloga aboga, sin embargo, por afrontar los aspectos sociales de la crisis: Pelling interpreta el conflicto en un contexto de degradación del estado del bienestar sueco, caracterizado por las políticas de privatización de los últimos 30 años. Esta situación ha arrastrado a muchos jóvenes de entre 15 y 18 años a buscar una salida en el mundo criminal, intepreta la politóloga.
Para Lisa Pelling, es imprescindible "asegurar que no se reclutan más jóvenes", y por ello es imprescindible apostar por programas en las escuelas que ofrezcan apoyo y ayuda a estos jóvenes, y así evitar que alimenten el terrible ciclo de la guerra callejera.
Farmacias gestionadas por bandas
La presencia de los grupos criminales en Suecia es preocupante: Pelling está realizando una exhaustiva investigación acerca de la presencia de las mafias en la gestión de farmacias, centros de salud y residencias de ancianos. Como indica la politóloga, la mayor parte de los ingresos de estos grupos no procede de la venta de drogas, sino de la gestión de estos negocios, que ocupan el hueco que la degradación de los servicios públicos ha provocado en Suecia.
Al igual que en la Italia de los años 50, los tentáculos de la mafia sueca parecen extenderse través de casi todos los ámbitos de la vida en común: frente a esta situación, la población sueca espera con resignación una solución que traiga de nuevo la tranquilidad a su país.