Madrid |
Polonia vivió una de sus noches más tensas desde el inicio de la guerra en Ucrania. Durante la madrugada del 10 de septiembre, cerca de una veintena de drones rusos entraron en su espacio aéreo en plena ofensiva de Moscú contra varias ciudades ucranianas. Varsovia reaccionó de inmediato: derribó al menos tres aparatos y activó consultas de urgencia con sus socios de la OTAN.
Esto tensa mucho la situación internacional, porque cada vez que un dron, o cualquier aeronave, cruza la frontera de un país sin permiso, se considera una invasión a su espacio aéreo. Y en este caso, no es un país cualquiera, porque Polonia es miembro de la OTAN.
El Gobierno polaco denunció que hasta 19 drones cruzaron la frontera. Cazas F-16 del país, apoyados por aviones aliados de Países Bajos e Italia, lograron neutralizar parte de ellos. De hecho, los aeropuertos de Varsovia, Lublin y Rzeszów tuvieron que cerrar durante horas por precaución, mientras el Ejército rastreaba zonas donde pudieron caer restos de los aparatos.
El primer ministro, Donald Tusk, calificó lo ocurrido como una "provocación a gran escala" y aseguró que Europa no se encontraba en una situación tan peligrosa desde la Segunda Guerra Mundial. Ha recordado que se trata del "primer caso" en el que "drones rusos son derribados sobre el territorio de un Estado de la OTAN". "Por ese motivo, todos nuestros aliados se toman la situación muy en serio", ha reseñado, antes de afirmar que Varsovia "está analizando sus necesidades futuras".
Ante la magnitud del incidente, Varsovia invocó el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, que permite a cualquier país miembro pedir consultas urgentes cuando siente que su seguridad está amenazada. Sería la antesala de alguna decisión o acción conjunta en nombre de la OTAN. La última vez que se aplicó este instrumento fue tras la invasión militar rusa de Ucrania, cuando Estonia, en coordinación con Letonia, Lituania y Polonia, pidió activar el artículo.
El gesto no es menor, porque es la primera vez en la guerra de Ucrania que un miembro de la OTAN derriba drones rusos dentro de su propio territorio.
Desde Moscú, la respuesta fue previsible: negación absoluta. El Kremlin aseguró que no hubo intención de entrar en Polonia y que, en todo caso, pudo tratarse de errores de navegación. Explicaciones que Varsovia y la mayoría de países europeos rechazan, porque están convencidos de que la incursión fue deliberada.