De esas víctimas mortales, al menos 1.208 eran civiles, entre los que hay 266 menores y 164 mujeres.
La mayor parte de los civiles, 680, perdieron la vida por bombardeos de aviones del ejército sirio y de la fuerza aérea rusa contra distintas provincias.
El resto perecieron por el impacto de cohetes lanzados por el régimen y facciones rebeldes e islámicas; asesinados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) o el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda-; por torturas en prisiones gubernamentales; en atentados; por fuego de la guardia fronteriza turca o por la falta de comida, entre otros.
Asimismo, al menos 1.151 combatientes sirios de organizaciones insurgentes y de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una coalición kurdo árabe, murieron el mes pasado; así como dos desertores del régimen.
A ellos se suman 986 milicianos extranjeros del EI, el Frente a Nusra y de grupos radicales, como el Ejército de los Emigrantes y los Seguidores o el Ejército Islámico de Turkmenistán.
En las filas gubernamentales fallecieron 640 efectivos de las fuerzas regulares; 656 guerrilleros sirios de milicias prorrégimen; 29 miembros del grupo chií libanés Hizbulá y 110 combatientes chiíes de otras nacionalidades.
El Observatorio agregó que hay 41 muertos de identidad desconocida.
Siria sufre desde hace más de cinco años un conflicto que ha causado más de 280.000 fallecidos, según la ONG.