El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, quien lideró el fin de semana una rebelión contra la cúpula militar rusa, dijo en sus primeras declaraciones tras el fallido motín que solo buscaba salvar de la desaparición a la empresa militar privada y no cambiar el poder.
"El objetivo de la marcha era evitar la desaparición de Wagner (...) No buscábamos derrocar el poder en el país", dijo.
La fallida rebelión de los mercenarios del Grupo Wagner del fin de semana ha sacado al presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, de la sombra de su homólogo ruso, Vladímir Putin, por la mediación que efectuó para sofocar el mayor desafío al poder del Kremlin de los últimos años.
El mandatario bielorruso de la noche a la mañana se vio convertido en mediador entre rusos. Ni más ni menos entre el jefe de los wagneritas, Yevgueni Prigozhin, y la Presidencia de Rusia, papel impensable para un socio importante, aunque menor, del Kremlin.
Sin duda, Lukashenko, que en julio cumplirá 30 años en el poder, sabrá sacar provecho de su aportación a la resolución de la crisis provocada por el motín de Prigozhin y la incapacidad de Moscú de ponerle fin nada más comenzar.
El líder bielorruso es un político astuto y jamás desperdiciaría sus oficios como mediador y rostro público de un acuerdo que impidió en Rusia un choque armado fratricida de consecuencias impredecibles.
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha considerado que la ofensiva de este fin de semana por parte del grupo de mercenarios Wagner que dirige Yevgeni Prigozhin ha demostrado que "la solidez monolítica rusa" tiene en realidad "brechas" que podrían ser profundas.
En declaraciones al término de la reunión de ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo, se ha aferrado a lo "súbito" de los acontecimientos registrados durante el fin de semana para evitar sacar conclusiones o evaluar cómo podría afectar la rebelión lanzada por Prigozhin y posteriormente detenida en su avance hacia Moscú tras un acuerdo facilitado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
"Es un asunto interno ruso y se debe a dinámicas internas rusas", ha subrayado Albares, apostando por "ser cautelosos" a la hora de valorar lo sucedido y lo que pueda ocurrir de ahora en adelante, algo en lo que han coincidido sus homólogos.
Con todo ha admitido que el hecho de que "Rusia, que es una potencia nuclear, esté sujeta a este tipo de divisiones internas" genera preocupación y por tanto España tiene intención de seguir los acontecimientos "muy de cerca" con los Veintisiete y la OTAN.
Asimismo, ha reconocido que ha quedado en evidencia que "lo que parecía una solidez monolítica interna rusa ha demostrado que tiene brechas, y brechas que son profundas y que tal vez tengan más profundidad que los hechos ya evidencian".