El gabinete de guerra israelí ha aprobado esta madrugada la apertura del puerto de Ashdod y del paso de Erez, en el norte de la Franja de Gaza, como medida destinada a aumentar el flujo de ayuda humanitaria.
El anuncio se ha producido apenas unas horas después de que su principal socio, Estados Unidos, exigiera un alto al fuego en Gaza y advirtiese de un cambio en su política si no implementaba medidas para "abordar los daños civiles, el sufrimiento humanitario y la seguridad de los trabajadores humanitarios".
La oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha comunicado que también se aumentará la cantidad de asistencia que llega desde Jordania hacia el paso de Kerem Shalom, en el sur, según ha publicado el diario 'The Times of Israel'.
"El aumento de la ayuda evitará una crisis humanitaria (...) y es fundamental para garantizar la continuación de los combates y alcanzar los objetivos de la guerra", reza el comunicado.
Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, ha criticado el anunciºo de la oficina, asegurando que no se ha aprobado por votación debido a que tanto él como otros miembros radicales del Gobierno se habían opuesto.
De hecho, Ben Gvir defiende la postura de paralizar los permisos para la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, además de apoyar los polémicos planes de invasión terrestres de la ciudad de Rafá, en el sur del enclave, y que sirve de refugio para 1,5 millones de palestinos.
Tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como el secretario del Departamento de Estado, Antony Blinken, han reprochado a Israel los "inaceptables" ataques sobre trabajadores humanitarios en la Franja de Gaza.
Este cambio de postura estadounidense se produce tras el ataque del ejército israelí contra tres camiones de ayuda humanitaria de la ONG World Central Kitchen, del chef José Andrés, en el que fueron asesinados siete cooperantes, entre ellos un estadounidense.