Mahsa Amini, de 22 años y miembro de la minoría kurda iraní, fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por llevar mal puesto el velo y falleció tres días después de caer en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias sobre torturas y malos tratos.
Tras la muerte de Masha Amini se desataron las protestas que han dejado ya 11 fallecidos.
La organización de Derechos Humanos Hengaw ha informado de que son 11 las personas, entre los que se encuentra un niño de 16 años y una madre de tres hijos, las que han fallecido en el marco de las protestas que están teniendo lugar en la provincia iraní de Kurdistán.
Por ello, Irán bloqueó anoche el internet móvil casi completamente y limitó aplicaciones como Whatsapp e Instagram en un aparente intento por controlar las protestas.
Los manifestantes se han echado a las calles en al menos 50 ciudades y pueblos de todo el país, originando de esta manera la ola más grande de protestas desde que en 2019 miles de personas salieran en contra del aumento del precio de la gasolina.
La Policía de Teherán salió el lunes al paso de la polémica y aseguró que la muerte de Amini fue un "incidente desafortunado", mientras que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, habló el domingo por teléfono con la familia y prometió una investigación minuciosa para esclarecer lo ocurrido.