Tal y como apuntaban todos los sondeos, la extrema derecha ha sido la gran triunfadora de la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia de este domingo.
Con unos resultados casi definitivos y una participación histórica, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen ha logrado una victoria contundente e inédita con el 33,15 % de los votos junto a sus aliados conservadores.
En segundo lugar ha quedado la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP) que ha obtenido el 27,99 % de los apoyos y se convierte así en la segunda gran fuerza política, por delante de la mayoría saliente del presidente, Emmanuel Macron, que es el gran perdedor de los comicios con el 20,04 %.
Los Republicanos, el partido de la derecha clásica, que ha saltado por los aires a causa del pacto de su presidente, Éric Ciotti, con RN, se quedó con un 6,57 % de forma aislada y con el 10,23 % si se le suman los votos de otros candidatos también de derechas.
En esta primera vuelta ya han sido elegidos 37 diputados de RN, 32 del NFP, dos del bloque macronista y tres para LR y sus aliados.
Aunque algunos sondeos vaticinaban una mayoría absoluta para el partido de Le Pen este domingo, finalmente la extrema derecha se ha quedado con una mayoría relativa sin asegurarse el número necesario de diputados para poder designar a un primer ministro.
No obstante, la victoria de la ultraderecha abre dos posibles escenarios, nada fáciles para Macron, de cara a la segunda vuelta en la que, según las proyecciones, la extrema derecha sumaría entre 240 y 295 escaños.
Así, la segunda vuelta del próximo 7 de julio plantea dos opciones para la gobernabilidad del país: la cohabitación entre Macron con un primer ministro de extrema derecha o, un bloqueo parlamentario, al no resultar una mayoría clara en la Asamblea Nacional.
En Francia, la cohabitación se produce cuando el jefe del Estado de una República pertenece a un partido político y no puede conformar una coalición donde el primer ministro tiene que ser aceptado por parte del parlamento o de la asamblea.
Se trata de un sistema de bicefalia, especialmente en materias como la política exterior, lo que ha dado origen a conflictos, que en la práctica se han solventado con doctrinas como 'Francia habla con una sola voz', aunque en ocasiones ha sido difícil de mantener.
En la política francesa el jefe de Estado continúa a cargo de las áreas de lineamientos generales del país, como la defensa y las relaciones internacionales, mientras el primer ministro apunta más a los aspectos internos de la política nacional.
Francia ha tenido tres veces una cohabitación, un fenómeno donde el jefe del Estado y el primer ministro son de distintos tintes políticos, y a partir del 7 de julio puede haber una cuarta si, tal como indican algunos sondeos, la ultraderecha de Marine Le Pen obtiene mayoría absoluta.
Otra posibilidad es que los resultados de la segunda vuelta no den una mayoría clara en la Asamblea Nacional por lo que Francia entraría en un bloqueo parlamentario, mucho más acentuado que el que vive el país desde hace meses.
Por otro lado, ante una hipotética victoria de la ultraderecha el presidente Macron podría volver a disolver la Asamblea Nacional para evitar gobernar con la extrema derecha, pero esto no podría hacerlo hasta dentro de un año, según estipula la Constitución.