Madrid |
Unos 140 funcionarios de prisiones se han convertido en rehenes de los presos que mantienen motines en al menos 5 cárceles del país. Las Fuerzas Armadas aseguran que en las últimas 24 horas 329 presuntos terroristas han sido arrestados, 5 han sido abatidos y 28 han vuelto a ser capturados.
El presidente ecuatoriano Daniel Noboa (que no lleva ni dos meses en el cargo) se enfrenta a una ola de violencia sin precedentes con ataques por parte de grupos de narcotraficantes a policías y funcionarios de prisiones, además de asaltos a hospitales, escuelas, universidades y comisarías.
La espiral de violencia se concentra sobre todo en Guayaquil, con 2,6 millones de habitantes afectados que incluso han normalizado tener vías de escape en caso de ser asaltados por uno de estos grupos de delincuentes.
La Asamblea Nacional de Ecuador apoya, de manera unánime y sin fisuras, las medidas de seguridad anunciadas por el presidente Noboa que pasan por el estado de excepción y la declaración de un conflicto interno armado.
Los países colindantes han tomado la decisión de blindarse con el fin de que la violencia se extienda más allá de las fronteras ecuatorianas. Por ejemplo, el ejército peruano vigila los puntos críticos de la frontera y ha decretado también el estado de emergencia 60 días en cinco regiones limítrofes. Por su parte, el Gobierno de Colombia rechaza la propuesta del presidente Noboa de deportar a 1.500 presos colombianos como parte de las primeras medidas adoptadas en el marco del conflicto armado interno y despliega cerca de 180 militares en la frontera con Ecuador. Y El Salvador se pone como “ejemplo a seguir”, después de haber ordenado numerosos registros sorpresa en sus cárceles.