El Gobierno holandés ha dimitido en bloque por la polémica provocada por las ilegalidades administrativas en la asignación de las ayudas a familias con hijos, que afectó principalmente a padres de origen migratorio y llevó a muchos a endeudarse para devolver a la agencia tributaria lo recibido durante años.
Según han informado medios locales y ha confirmado la televisión holandesa NOS, a tan sólo dos meses de las elecciones legislativas, el gabinete dirigido por el liberal Mark Rutte, ha asumido la responsabilidad política por lo ocurrido, lo que supone según la prensa el mayor escándalo político y administrativo de sus legislaturas desde 2010.
El líder socialdemócrata, Lodewijk Asscher, renunció el jueves al puesto por los errores cometidos durante su etapa como ministro, en la que 20.000 familias -muchas de ellas extranjeras- se quedaron de forma irregular sin los subsidios que teóricamente le correspondían por hijo.
La salida de Asscher ya anticipaba lo que finalmente se ha producido este viernes, la dimisión del Gobierno, según fuentes citadas por la cadena NOS. No parecía bastar con la disculpa pública del Ejecutivo y con el abono de una indemnización de 30.000 euros a cada una de las familias afectadas.
Antes del Consejo de Ministros donde se ha consumado la caída, varios ministros reconocían que era la única salida posible. "Se necesita recuperar la confianza en el Estado", ha declarado la responsable de Comercio Exterior, Sigrid Kaag, según la agencia de noticias DPA.
La dimisión del gabinete llega a poco más de dos meses de las elecciones parlamentarias, previstas para el 17 de marzo y en las que el partido de Rutte (VVD) figura de nuevo como favorito. El primer ministro ya había adelantado que seguiría en funciones pasara lo que pasara, entre otras razones para evitar un vacío en plena pandemia de COVID-19.
El rey Guillermo debe ahora estudiar la dimisión y, en principio, pedirá al Gobierno que se mantenga de forma interina a la espera de la celebración de los comicios.