La sala Cocoaut era sin duda el lugar de moda en la ciudad de Boston tras los años de la llamada ley seca. El local había sido recientemente remodelado con palmeras, juego de luces y grandes cortinajes. Su aforo era de unas 45 personas pero aquella noche del 28 de noviembre de 1942 mas del doble, entorno a 1000 personas abarrotaban sus salas de espectáculo, el comedor o el gran salón de baile.
Pasaban las diez de la noche cuando una bombilla hizo un cortocircuito haciendo saltar una chispa que prendió una cortina continua, en menos de 5 minutos el fuego se había extendido por todo el local creando una densa nube de humo toxico que desató el pánico. Un momento que aun recuerdan con horror algunos de los supervivientes.
Desesperada la gente trato de huir pero la sala estaba diseñada como una autentica ratonera, la mayoría de las puertas abrían hacia dentro y la principal era giratoria y quedo colapsada cuando cientos de personas trataron da escapar a la vez. En el exterior, la llegada incesante de bomberos y ambulancias por las estrechas calles del centro de Boston provoco un atasco caótico que complico la evacuación de los supervivientes.
Aquellos que llegaban al hospital los médicos no sabían como tratar esas grandes quemaduras, de aquella noche Boston , EEUU y el mundo aprendieron de la tragedia, se implementaron medias de prevención de incendios, se establecieron protocolos de evacuación y los médicos descubrieron la utilidad de los apósitos para tratar las quemaduras.