Dentro del contenedor figuran objetos personales como carteras, documentos, dispositivos electrónicos, todos ellos catalogados como pruebas y que la Policía confía en que un día permitan ayudar a identificar los restos mortales que todavía siguen sin identidad y que están en fosas marcadas con números.
"Todavía hay familiares de las víctimas, tanto cercanos como lejanos, que tienen esperanza por encontrar a sus seres queridos", ha dicho el coronel Khemmarin Hassini, subcomandante de la Policía en el distrito de Takua Pa, una de las zonas más afectadas por el tsunami.
Provocado por un terremoto de magnitud 9,1, el tsunami mató a más de 230.000 personas con olas que llegaron a superar los 17 metros de altura y que causaron graves daños en más de una docenas de países, borrando comunidades enteras en cuestión de segundos.
En Tailandia, donde el tsunami acabó con la vida de más de 5.000 personas, la unidad de Identificación de Víctimas de Desastres (IVD), integrada por policías y forenses de 30 países, ha logrado identificar más de 3.600 países en dos años, lo que supone el mayor éxito para un proyecto de este tipo en tan poco tiempo.
El Coronel Khemmarin, que forma parte del equipo internacional, ha asegurado que quince años después "se han cerrado muchos canales de identificación" y se han perdido muchas pistas. "Si tenemos suficiente determinación y reactivamos de nuevo nuestras operaciones, creo que algunos de los 340 cuerpos no identificados podrán ser identificados", ha contado a Reuters desde la localidad de Takua Pa.
Hin Temna, de 76 años y que vive en la cercana aldea de Ban Nam Khem, perdió a siete familiares en el tsunami y todavía sigue buscando a su hija mayor. Sus familiares figuran entre las más de 1.500 personas que murieron en esa localidad por el paso del tsunami. "No tiene sentido seguir teniendo esperanza (en encontrar a mi hija). No creo que lo hagamos", ha concluido.