Madrid | 25.12.2023 11:22
En Avoriaz -en el corazón de los Alpes franceses- todo está permitido excepto los coches. No hace falta quitarse las tablas para nada. Sus visitantes pueden ir a tomar un café, comer o cenar, a la farmacia, al supermercado, al cine o a la iglesia sin necesidad de quitarse los esquís.
La estación es 100% esquiable y 100% sostenible. Las construcciones son de madera y piedra y funcionan con calefacción eléctrica no contaminante. En vez de coches, hay trineos tirados por caballos y las ambulancias han sido reconvertidas en coches oruga capaces de subir montañas llenas de nieve.
La estación fue inaugurada en 1966 y cuenta con 650 kilómetros de pistas, que nos llevarán a cruzar la frontera suiza sin necesidad de quitarnos los esquís.
Ourdia Guerrouaz, portavoz de Avoriaz, nos propone un plan de cuento para estas Navidades a menos de dos horas de vuelo desde España. Cuando cae el sol, sube la música y comienza la fiesta en las mismas pistas, mientras que los más atrevidos pueden practicar esquí nocturno. Además, “para los no esquiadores y para los niños hay decenas de actividades que pasan por un paseo en trineo tirado por perros, piscinas cubiertas y al aire libre o una partida de bolos. En Avoriaz lo complicado es aburrirse”. Este enclave mágico y recóndito alberga también un hotel de hielo: Village Igloo Avoriaz, que se esculpe minuciosamente todos los inviernos y que irremediablemente se derrite todas las primaveras.