Los ríos del mundo se secan al ritmo más rápido en tres décadas, según la ONU
El informe de la Organización Meteorológica Mundial revela que el año pasado fue el más seco para los ríos de todo el mundo desde 1991 y los glaciares registraron la mayor pérdida de masa registrada en 50 años.
El año pasado fue el más seco para los ríos de todo el mundo desde 1991 y los glaciares registraron la mayor pérdida de masa registrada en 50 años, todo ello porque el cambio climático hace que el ciclo hidrológico del planeta sea más irregular.
Esas son algunas de las principales conclusiones de la tercera edición anual del informe 'Estado de los recursos hídricos mundiales', elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) -agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua- y dado a conocer este lunes.
El informe más completo hasta la fecha sobre recursos hídricos
Este informe, el más completo hasta la fecha, incluye información sobre los volúmenes de los lagos y los embalses, dato sobre la humedad del suelo y más detalles sobre los glaciares y el equivalente en agua de la nieve.
Contiene aportaciones de expertos en hidrología, incluidos servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales, centros de datos mundiales, miembros de la comunidad mundial de modelización hidrológica y organizaciones de apoyo como la NASA y el Centro Alemán de Investigación de Geociencias (GFZ, por sus siglas en alemán).
En los últimos cinco años, los flujos fluviales han sido muy inferiores a los normales y los de entrada a los embalses siguieron una pauta similar. Esta situación reduce la cantidad de agua disponible para las comunidades, la agricultura y los ecosistemas, lo que ejerce una mayor presión sobre el abastecimiento mundial de agua.
Y en los últimos cinco decenios, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de masa registrada hasta la fecha. De hecho, 2023 fue el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con glaciares experimentaron pérdidas de hielo.
El año pasado resultó ser el más cálido del que se tiene constancia, por lo que las elevadas temperaturas y la sequía generalizada contribuyeron a prolongar las sequías, pero también se produjeron numerosas crecidas de ríos.
Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías
"Los recursos hídricos son un indicador de peligro del cambio climático. Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías", apuntó Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
Saulo añadió: "La fusión de la nieve y los glaciares pone en jaque la seguridad hídrica a largo plazo de muchos millones de personas. Y, sin embargo, no estamos adoptando las medidas urgentes necesarias".
"A raíz del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado. También se ha vuelto más irregular e impredecible, y nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua. Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que favorece las precipitaciones intensas. La evaporación más rápida y la desecación de los suelos empeoran las condiciones de sequía", explicó.
2023, más seco de lo normal
El año 2023 se caracterizó por unas condiciones de descarga fluvial más secas de lo normal o normales en comparación con el periodo histórico. Al igual que en 2022 y 2021, más del 50% de las cuencas hidrográficas del mundo mostraron condiciones anormales. En concreto, la mayoría fueron deficitarias (45%) y otras tuvieron más agua de lo habitual (17%).
En 2023, vastos territorios de América del Norte, América Central y América del Sur sufrieron graves sequías y redujeron las condiciones de descarga fluvial. En las cuencas del Misisipi y del Amazonas se registraron niveles récord de estiaje. En Asia y Oceanía, las grandes cuencas de los ríos Ganges, Brahmaputra y Mekong experimentaron condiciones inferiores a las normales en casi todo su territorio.
En cambio, en la costa oriental de África hubo descargas e inundaciones superiores a lo normal. En el norte de Europa, Reino Unido e Irlanda tuvieron una descarga superior a la normal, como Finlandia y el sur de Suecia.
Alarmante pérdida de agua de los glaciares
Según los datos preliminares de septiembre de 2022 a agosto de 2023, los glaciares perdieron más de 600 gigatoneladas de agua, la mayor pérdida registrada en 50 años de observaciones.
Esta pérdida se debe principalmente al deshielo extremo ocurrido en el oeste de América del Norte y los Alpes europeos, donde los glaciares suizos perdieron cerca del 10% del volumen que les quedaba en los dos últimos años.
La capa de nieve presente en el hemisferio norte disminuyó a finales de la primavera y en el verano, de modo que la extensión de esa capa de nieve el pasado mayo fue la octava más baja registrada desde 1967. En América del Norte, la capa de nieve correspondiente a mayo fue la más pequeña del registro histórico.
La pérdida estival de masa de hielo en los últimos años indica que los glaciares de Europa, Escandinavia, el Cáucaso, Canadá occidental septentrional, Asia meridional occidental y Nueva Zelandia han superado el pico de agua, mientras que los Andes meridionales, el Ártico ruso y el archipiélago Svalbard parecen seguir presentando tasas de deshielo crecientes.
Embalses y lagos
Los flujos de entrada en los embalses mostraron el año pasado un patrón similar al de las tendencias mundiales de descarga fluvial. En la India, América del Norte, América del Sur y América Central, y en algunas zonas de Australia se observaron caudales inferiores a los normales.
El almacenamiento en los embalses de toda una cuenca varió significativamente, lo que reflejó la influencia de la gestión de los recursos hídricos, con niveles muy por encima de lo normal en cuencas como la del Amazonas y del Paraná, donde la descarga fluvial fue muy inferior a la normal en 2023.
Agua subterránea y humedad
Respecto al agua subterránea, la mayoría de los pozos de Sudáfrica mostraron niveles por encima de lo normal, como India, Irlanda, Australia e Israel. En algunas zonas de América del Norte y Europa se observó un notable agotamiento de las aguas subterráneas debido a la prolongada sequía.
En Chile y Jordania, los niveles de las aguas subterráneas se situaron por debajo de lo normal, y los descensos a largo plazo se debieron más a la sobreexplotación que a factores climáticos.
Los niveles de humedad del suelo por debajo o muy por debajo de lo habitual predominaron en vastos territorios de todo el mundo y América del Norte, América del Sur, el Norte de África y Oriente Medio presentaron condiciones especialmente secas entre junio y agosto.