Diez dirigentes territoriales pasarán durante toda la jornada por Ferraz, dentro de la ronda de encuentros bilaterales que Sánchez abrió el pasado martes y que ya ha mantenido con la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia; la madrileña, Sara Hernández; el presidente valenciano, Ximo Puig; la de Baleares, Francina Armengol, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Por la mañana será el turno, a partir de las 11.00 horas, del secretario general en Castilla y León, Luis Tudanca; del murciano, Rafael González Tovar; de la presidenta de la Comisión Gestora de Galicia, Pilar Cancela, y del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
Por la tarde, Sánchez recibirá al presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; al asturiano, Javier Fernández; a la secretaria general de los socialistas cántabros y vicepresidenta de esa comunidad, Rosa Eva Díaz Tezanos; al presidente de Aragón, Javier Lambán, y a Susana Díaz.
Previsiblemente, todos le trasladarán el apoyo de sus federaciones para que el PSOE vote en contra de la investidura de Mariano Rajoy, pero podrían discrepar en qué hacer si éste no consigue más apoyos que los de los 137 diputados del PP o los 169 que sumarían con Ciudadanos, insuficientes a priori para completar la investidura.
Hace días que Fernández-Vara abrió la puerta a discutir fórmulas como la de "una mínima abstención de última hora" para evitar unas terceras elecciones, mientras que Susana Díaz insistió ayer mismo en que los votos del PSOE no pueden "ser cómplices" ni de Rajoy ni de Pablo Iglesias. Hasta ahora, los dirigentes territoriales que se han entrevistado con Sánchez ha coincidido con él en que corresponde a Rajoy buscar la investidura y la formación de un gobierno para el que no va a poder contar con el PSOE.
También es una impresión compartida que Rajoy no está buscando los apoyos "donde debe hacerlo, que es en el centroderecha". La posiciones más singulares por el momento las han manifestado Armengol e Iceta, que han pedido a Sánchez que no se quede de "brazos cruzados" si Rajoy no consigue los apoyos y que contemple la posibilidad de intentar un "gobierno alternativo".