Es una convocatoria sin precedentes, pionera, porque vota la militancia y está por ver el caso que hacen los afiliados a los aparatos regionales que ya se han pronunciado más o menos descaradamente. Parece que sí se puede descartar una victoria del candidato más veterano, el profesor Jose Antonio Pérez Tapias, pero ojo porque en las tripas del partido socialista se dice con media sonrisa que en el PSOE nunca se sabe lo que va a pasar.
En realidad la pugna está entre el economista madrileño Pedro Sánchez, que ya ganó en la recogida de avales, y el licenciado en historia y afiliado al partido desde los 17 años Eduardo Madina. Dos candidatos que apenas se hablan aunque a partir de mañana no les quedará otra que hacerlo porque se prevé un resultado ajustado que les obligará a pactar una Ejecutiva (la dirección del partido) que tiene que integrar a todas las partes para que sea aprobada en el Congreso Extraordinario de los días 26 y 27 con un apoyo más que suficiente para que no se dude de su legitimidad.
El resultado de mañana, la final del PSOE es un misterio. Los socialistas, con este experimento, se la juegan: el nuevo líder tiene el reto de reconstruir una formación devastada y corre el riesgo de que el partido que fundó Pablo Iglesias hace 135 años no termine tampoco esta vez de levantar cabeza