PROTESTAS DE LOS FUNCIONARIOS DE PRISIONES

Cómo es trabajar en una cárcel española: "Sufrimos todo tipo de agresiones físicas, insultos y amenazas"

Los funcionarios de prisiones llevan días protestando tras el asesinato de la cocinera del centro penitenciario Mas d'Enric, en el Catllar (Tarragona), a manos presuntamente de un preso que se suicidó.

Pilar Lara

Madrid |

Cientos de funcionarios de prisiones se han concentrado ante las puertas del Palau de la Generalitat | EFE/Marta Pérez

Aunque es un conflicto que viene de lejos, el asesinato de la cocinera del centro penitenciario Mas d'Enric, en el Catllar (Tarragona), a manos presuntamente de un preso que se suicidó hace una semana, ha reabierto una crisis entre el Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña y los funcionarios de prisiones.

El malestar de los funcionarios de prisiones con las políticas penitenciarias de Justicia ha ido creciendo en los últimos meses, ya que consideran que son demasiado laxas, sobre todo en materia de seguridad y por la escasa plantilla actual.

Agresiones físicas y verbales constantes

Una de las claves del conflicto son las frecuentes agresiones físicas y verbales que sufren los funcionarios en las cárceles españolas. Así lo confirma a Ondacero.es un funcionario de prisiones, que se queja de que no solo es que haya dos agresiones físicas diarias a funcionarios, sino que sufren todo tipo de agresiones verbales, como insultos, faltas de respeto y amenazas.

"Además, muchas compañeras también sufren racismo por parte de internos extranjeros que no conciben que una funcionaria les dé órdenes o sea la autoridad dentro del centro penitenciario", asegura el funcionario.

Precisamente, el mismo día que fue asesinada la cocinera de Mas d'Enric, cuatro funcionarios de la cárcel de Quatre Camins (Barcelona) fueron agredidos por un preso.

¿Emplear a presos para reducir el coste externo perjudica a la seguridad del funcionariado de prisiones?

Los funcionarios reconocen que no, siempre que se utilice el sentido común y se haga un estudio psicológico para determinar la responsabilidad que se le puede dar a un interno. "No es de recibo que a un interno que está condenado por delitos de asesinato, lesiones con violencia o violencia sobre la mujer, le den destinos de cocina en los cuales reciben como herramientas de trabajo cuchillos cebolleros o de cualquier tipo de herramienta capaz de hacer daño al funcionario".

Necesitamos ser reconocidos como agentes de la autoridad

Ser considerados una figura de autoridad por parte de la Administración es otra de las reclamaciones de este colectivo, que se siente silenciado y desprotegido ante un "buenismo" que lo único que hace es dificultar su trabajo.

"Necesitamos ser reconocidos como agentes de la autoridad, tenemos que renovar la ley orgánica, que es del año 79. Además, deberíamos tener un estatuto propio de prisiones en el cual nos sintamos más respaldados y protegidos por la Administración", señalan a Ondacero.es.

Se sienten silenciados

Los funcionarios consideran que es necesario visibilizar su situación para que la gente sepa que, después de cada sentencia firme o de cada medida de prisión provisional, hay unos profesionales que se encargan de que esa sentencia se cumpla. "Lo hacemos con gran profesionalidad, en un ambiente hostil, y estando muy orgullosos de la labor social que hacemos con nuestro trabajo, ayudando a que la sociedad en más segura", reivindica un funcionario.

Para poder ejercer su labor con total seguridad y poder hacer frente a las agresiones por parte de los presos, los funcionarios piden que se innoven los medios coercitivos en los centros penitenciarios como el uso de la pistola taser, así como una formación continua en defensa personal o ayuda psicológica. "Resolvemos situaciones límites a diario, con gran profesionalidad, pero sin ninguna formación ni ayuda", se quejan.

Escasa plantilla

Un ejemplo claro de que la plantilla está "mermada de efectivos" es el caso de la fuga de 'El Pastilla', que el 23 de diciembre de 2023 se escapó de la cárcel de Alcalá Meco, en Madrid, donde estaba recluido en prisión provisional acusado de dos asesinatos.

Sobre cómo es posible que un preso calificado como preso FIES (Fichero de internos de especial seguimiento), siendo éste uno de los grados que se designan a los reos más peligrosos y que requieren un mayor control, se escape de un centro penitenciario, los funcionarios explican que la plantilla está mermada y ese día faltaban la mitad de funcionarios para poder realizar el trabajo con garantías en los controles de acceso.