PODCAST I EPISODIO 2

Elecciones en el Reino Unido: Laboristas y Conservadores presentan sus manifiestos electorales

Los dos principales partidos políticos del Reino Unido ya han presentado sus manifiestos de campaña. El lunes 13 lo hizo primero el partido laborista, en Manchester. El lema: “un plan mejor para un futuro mejor”. Su líder, Ed Miliband, dice estar listo para ser primer ministro de Reino Unido. Su rival, el conservador David Cameron,ha presentado este martes 14 el manifiesto conservador en Swindon. El lema de campaña también apela al futuro, a “un futuro más brillante y seguro”. Cameron asegura que el suyo es el auténtico partido de los trabajadores.

ondacero.es

Londres | 14.04.2015 21:01

Miliband necesita credibilidad. No sólo credibilidad en su figura como líder -que también- sino “credibilidad económica”. Por eso ha defendido la “responsabilidad fiscal” de su partido de cara a los próximos cinco años durante los que aspira a gobernar.

En primer lugar, y desde la primera página del manifiesto, una declaración de intenciones. Que su partido "es el único en el que cada propuesta está contemplada en los presupuestos. Ningún compromiso necesitará de endeudamiento adicional". Segundo, "un presupuesto capaz de recortar el déficit público año tras año", verificado por la oficina de responsabilidad presupuestaria. Y en tercer lugar, equilibrio de las cuentas públicas y reducción de la deuda pública. "Un plan mejor para un futuro mejor, un plan para cambiar el país".

El manifiesto laborista, criticado por sus detractores por falta de medidas concretas, sí que contempla una recompensa a la clase trabajadora con medidas como el impuesto de las mansiones para propiedades cuyo valor supere los dos millones y medio de euros, la subida del salario mínimo a 8 libras la hora, unos 9 euros y medio, o la prohibición de los contratos “cero horas” que suprimen los derechos a los trabajadores.

Pero precisamente a la clase obrera muy específicamente se ha dirigido también su máximo rival, David Cameron. Tanto que ha llegado a decir que en realidad es su partido, el conservador, el único capaz de ejercer como el partido de los trabajadores. Y para ello nada mejor que dirigirse al corazón de una de sus principales aspiraciones. Ha resucitado para esta recta final de la campaña el viejo sueño de Margaret Thatcher de poseer una vivienda en propiedad. De hecho lo que pretende es ampliar una medida que fue muy controvertida cuando Thatcher la presentó en 1980, pero que se demostró muy popular. Cameron ofrece un descuento de hasta el 35% para que un millón 300mil trabajadores británicos puedan comprar su vivienda.

Bajo el lema “un futuro más brillante y seguro” Cameron ha defendido la seguridad económica de su plan a largo plazo. Asegura que estamos "a las puertas de algo especial en este país", que han sido cinco años de una situación crítica, pero que "los próximos cinco son mucho más importantes", los de llevar los buenos datos de la economía hasta el bolsillo y "la buena vida" -ha dicho- de los ciudadanos.

 

Qué dicen los sondeos

Cameron se ha encontrado esta semana con un regalo inesperado en forma de sondeo de intención al voto en el diario 'The Guardian'. Elaborado por ICM, otorga la victoria al partido conservador con el 39% de la intención al voto, el mejor resultado desde marzo de 2012. En segunda posición quedaría el partido conservador con el 33% de los apoyos, seguido del partido liberaldemócrata con el 8%, y el 7% para el UKIP y el Green Party, sería el peor resultado para la formación del euroescéptico Nigel Farage.

Pero este sondeo contrasta enormemente con el resto de los publicados en los últimos días. Por ejemplo con el de YouGov, realizado entre los días 11 y 12 de abril (previos a la presentación de los manifiestos de campaña) que pone en cabeza al partido laborista con el 36% de los votos, a los Tories en segunda posición con el 33% y al UKIP en la tercera plaza con el 13% de los apoyos.

La mayoría de las encuestas en estos últimos días se mueven en esta tendencia de ligera ventaja del partido laborista sobre el conservador. No definitiva, porque tres puntos son un margen muy volátil todavía -y más en Reino Unido a más de 20 días de las elecciones- pero sí significativa.

En el término medio, el sondeo de Populus del pasado fin de semana pronostica un empate entre las dos principales fuerzas con un 33% de los apoyos. También la proyección de encuestas de la BBC previa a la presentación de los manifiestos, empate a 34%.

 

El SNP arrasa en Escocia

Otro sondeo, realizado por TNS entre el 18 de marzo y el 8 de abril, pronostica que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon obtendría el 52% de los votos en Escocia, más del doble que su inmediato perseguidor, el partido laborista, que apenas anotaría un 24%. Caerían ligeramente los conservadores al 13% y quedarían apenas un 6% para los liberaldemócratas -durísimo golpe a la formación de Nick Clegg- y un 3% para el Green Party.

Pero hay algo más importante que el porcentaje de votos en esta región: ver en cuántos escaños en el parlamento de Westminster se traducen. Veniamos de un panorama plural, con una clara ventaja del partido laborista gracias a sus 41 escaños por 11 del partido liberaldemócrata, seis del SNP y uno del partido conservador.

Pues bien, la mayoría de sondeos recientes anuncian que el SNP va a arrasar al partido nacionalista y al partido liberaldemócrata y podría quedarse con 54 de los 59 diputados que aporta a la Cámara de los Comunes. Quedarían cuatro para los laboristas y el partido conservador conseguiría retener a duras penas a su único diputado por Escocia.

De cumplirse este pronóstico, tendríamos en Westminster a 54 diputados de un partido que hasta el pasado mes de septiembre estaba haciendo campaña por la independencia de Escocia y que, en función del resultado de los demás partidos, podrían incluso tener la llave de un gobierno en coalición liderado por el partido laborista. La peor pesadilla de Cameron y los tories en un parlamento británico que tendrá que afrontar duras tensiones y negociaciones de las que podría dirimirse el futuro de la unidad de Gran Bretaña.