Madrid |
Con una recaudación histórica en 2023 de más de 271.000 millones de euros, la previsión es que los ingresos tributarios sigan creciendo por encima del PIB y que la presión fiscal se sitúe alrededor del 39%. Así lo recoge el último estudio del Instituto de Estudios Económicos.
Además, el esfuerzo fiscal que hace España para contribuir a las cuentas públicas es ya un 17,8% superior al de la UE. Aumenta un año más por como expone su presidente, Íñigo Fernández de Mesa, la introducción de nuevos tributos o la reforma de los existentes, que afectan a la tributación empresarial y al ahorro e inversión.
España está en 2023 entre las economías dentro de la OCDE con peor competitividad fiscal y con un fuerte retroceso de este indicador en la actual legislatura. Así lo detalla el Índice de Competitividad Fiscal de la Tax Foundation. En concreto, el año pasado nos situamos en términos de competitividad fiscal en la posición 31 del total de los 38 países analizados. Tres puestos por encima que el año anterior, pero todavía ocho puestos más abajo que la posición 23 que ocupaba en 2019 y uno más debajo de la 30 del 2021.
A partir de este índice, el Instituto de Estudios Económicos ha desarrollado el Indicador de presión fiscal normativa, al margen de la recaudación que obtenga, y en 2023 dicho indicador se sitúa en 117,2 puntos, un 17,2% más elevada que la media de la UE y casi un punto mayor que los 116,4 puntos de 2022. La situación de España es, también, un 19,1% peor que la del promedio de los países de la OCDE, que tiene 98,1 puntos.
"Esto muestra una pérdida notable de competitividad fiscal en nuestro país desde la posición anterior a la pandemia, reflejando el efecto de las subidas de impuestos a empresas y empresarios, tendencia que el Gobierno parece decidido a mantener en la presente legislatura, con continuadas subidas de impuestos y el mantenimiento de las nuevas figuras tributarias que fueron, en principio, diseñadas con carácter temporal" afirma el IEE.
Hay dos figuras tributarias en las que España tiene una mayor presión fiscal normativa: la imposición empresarial y la patrimonial. La empresarial, con un impuesto sobre sociedades, que es de los seis más gravosos de la OCDE, y la patrimonial, que es la segunda peor de toda la OCDE y la UE.
El peso de los impuestos sobre el PIB nacional lleva creciendo realmente desde hace décadas. Como consecuencia, un trabajador medio de nuestro país paga ya más del 40% de su sueldo a Hacienda. Según el Instituto Juan de Mariana, un contribuyente medio de España abona unos 15.500 euros en impuestos al año: casi 10.000 euros en cuotas sociales, 3.800 de IRPF y 1.450 de IVA.