La crisis económica provocada por el incremento de la inflación derivada de la guerra en Ucrania, está afectando a todos los sectores. Entre ellos, se encuentra el de la alimentación que ha aumentado notablemente el precio los productos, haciendo mella especialmente en los más vulnerables.
En concreto se han reducido el consumo de los productos frescos como las verduras, frutas, carnes y pescados, que tienen un precio más elevado, dejando paso a los alimentos ultraprocesados. Es decir, la inflación provoca que la alimentación de los ciudadanos sea menos saludables.
Además, la subida de los precios de la cesta de la compra también está afectando directamente a los bancos de alimentos, que han visto cómo las donaciones han caído mientras que la pobreza alimentaria sigue aumentando, según la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal).
La reducción de donaciones y excedentes en sus almacenes ha generado que los lotes de comida que reparten los bancos de alimentos sea, cada vez, más pequeña. Asimismo, alertan de que el número de personas que acuden a ellos ha ascendido por la crisis.
Desde la Federación explican que en 2023 la pobreza alimentaria subido hasta situarse en el 1,2 millones de personas. Durante el primer trimestre del año, se han atendido:
Según confirman, durante el año 2022 la cantidad de comida que se entregaba por persona, se redujo de los 128 kilos a los 122 kilos. Y pronostican que esta cantidad continúe bajando durante este 2023.
En colaboración con Fesbal, la Fundación "La Caixa" y CaixaBank han impulsado la cuarta edición de la campaña solidaria "Ningún hogar sin alimentos", que comienza con la aportación de un millón de euros por parte de dicha fundación y que recibirá donaciones de empresas y ciudadanos particulares hasta el 7 de julio.