Las negociaciones entre la delegación griega y las instituciones acreedoras han acabado sin acuerdo sobre las reformas y los ajustes que debe efectuar Atenas, en lo que ha sido un "último intento" por parte de Bruselas para superar las diferencias, que tras este fin de semana siguen siendo "importantes".
"Aunque se han logrado algunos progresos, las conversaciones no prosperaron, ya que permanece una importante brecha entre los planes de las autoridades griegas y las exigencias comunes" de las tres instituciones sobre las medidas fiscales, señalaron fuentes comunitarias.
El Gobierno griego, por su parte, ha recalcado que no aceptará las reducciones de pensiones y las subidas del IVA que exige el FMI y ha afirmado que en las negociaciones que se están llevando a cabo en Bruselas con los acreedores ha entregado propuestas adicionales que cubren la brecha fiscal y superávit primarios.
Fuentes gubernamentales señalaron que el Ejecutivo "reitera en términos muy claros" que no volverá a aceptar nuevas reducciones de las pensiones y los salarios, o aumentos, a través del IVA, de productos de primera necesidad, como la electricidad.
Las citadas fuentes recalcaron que "no se aceptará ninguna medida de recesión que socave el crecimiento, el experimento duró ya lo suficiente".
Según Atenas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) insiste en pedir recortes a las pensiones del 1 % del producto interior bruto (PIB), lo que suma unos 1.800 millones de euros al año. Además, exige otro tanto en recaudación adicional a través del IVA.
Todo esto, señalaron las fuentes, son medidas que afectan a la clase trabajadora y conducen a un nuevo ciclo de recesión. La delegación del Gobierno griego sigue dispuesta a concluir las negociaciones y lograr un acuerdo mutuamente beneficioso, recalcó el Ejecutivo.
Las citadas fuentes no especificaron si las diferencias se mantienen únicamente con el FMI o si los socios europeos -Comisión Europea y Banco Central europeo- comparten las mismas posiciones.