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Shane MacGowan: una vida al límite al servicio del punk, la cultura de taberna e Irlanda

Shane MacGowan, el carismático líder de la banda The Pogues, ha muerto este jueves a los 65 años.

Sean Campbell

Madrid | 30.11.2023 18:47

Imagen promocional de Shane MacGowan | Shane MacGowan

Durante un concierto en Dublín en noviembre de 2022, Bob Dylan –que rara vez habla en el escenario– hizo una pausa entre canciones para rendir homenaje a otro cantautor que asistía esa noche. “Quiero saludar a Shane MacGowan”, dijo Dylan, elogiándolo como uno de sus “artistas favoritos”.

MacGowan, fallecido a los 65 años, saltó a la fama en la década de 1980 como cantante y compositor de The Pogues. Como explicaba el documental de la BBC Four The Great Hunger: the Life and Songs of Shane MacGowan, en ese papel MacGowan se convirtió en “la primera voz que surgió entre los londinenses-irlandeses para dar expresión desafiante y poética a una comunidad que nunca se había sentido realmente capaz de reivindicarse”.

The Pogues dio visibilidad a los irlandeses de segunda generación en Inglaterra, una cara de la vida de los emigrantes que hasta entonces había pasado inadvertida en la cultura popular dominante.

MacGowan no sólo fue pionero en su evocación de la diáspora irlandesa en Inglaterra, sino que compuso canciones de notable calidad, que provocaron el respeto generalizado de la crítica y un importante éxito comercial.

Inicios irlandeses

MacGowan nació el 25 de diciembre de 1957 en Kent, Inglaterra (sus padres estaban visitando a la familia), pero pasó sus primeros años en una granja del condado de Tipperary. Allí, el joven asistía regularmente a sesiones de música tradicional irlandesa, que tuvieron –como explicó su difunta madre Therese– “una tremenda influencia en él”.

A principios de los 60, MacGowan se trasladó a Londres, donde su padre había encontrado trabajo. Esto precipitó lo que el cantante llamó un “horrible cambio de vida”. Durante ese tiempo, decía, “lloraba hasta quedarse dormido” por la noche mientras “pensaba en Irlanda”.

Mitigó su nostalgia asistiendo a clubes sociales irlandeses y visitando regularmente Irlanda.

“Como hay un ambiente irlandés en Londres”, explicó MacGowan más tarde, “nunca olvidas el hecho de que vienes de Irlanda. Hay muchos pubs irlandeses, así que siempre había música irlandesa en los bares y en las gramolas. Luego, todos los veranos pasaba las vacaciones escolares en Tipperary”.

Esta experiencia de criarse rodeado de emigrantes irlandeses estimularía gran parte de su trabajo con The Pogues.

“Convertirme en mi propia etnia”

A pesar de conseguir una beca muy cotizada en Westminster (un prestigioso colegio privado), MacGowan fue pronto expulsado por posesión de drogas.

Tras una temporada ingresado en el Bethlem Royal Hospital de Londres por abuso de alcohol y drogas, empezó a trabajar como portero y camarero. Sin embargo, los intereses de MacGowan se centraron cada vez más en la emergente escena punk londinense, en cuyo centro estaba otro cantante irlandés de segunda generación, John Lydon (alias Johnny Rotten), vocalista y letrista de los Sex Pistols.

“Probablemente no me habría interesado tanto si Johnny Rotten no hubiera sido tan malditamente irlandés y no hubiera hecho tanto ruido al respecto y no hubiera grabado discos tan antiingleses”, comentó Shane más tarde.

MacGowan se introdujo pronto en el punk inglés con el grupo The Nips. A pesar de lograr un éxito moderado, la banda se fragmentó a principios de los 80, momento en el que Shane detectó un giro hacia la música de “raíces” (denominada más tarde, “world music”) en Londres.

Esto le animó a dar un giro radical. Como el cantante explicó más tarde, “simplemente pensé: si la gente está siendo ‘étnica’, yo también podría ser mi propia ‘etnia’”.

Con esto en mente, MacGowan lanzó The Pogues en 1982, reclutando a otros dos músicos de ascendencia irlandesa, Cáit O'Riordan (bajo) y Andrew Ranken (batería), junto a tres socios no irlandeses: Jem Finer (banjo), Spider Stacy (flauta irlandesa) y James Fearnley (acordeón).

La banda creo una notable fusión de folk irlandés y punk inglés, convirtiéndose en lo que los críticos denominaron “un improbable punto de encuentro entre The Clancy Brothers y The Clash”.

En las entrevistas, MacGowan insistía en que era londinense-irlandés (y no nacido en Irlanda). Esa confirmación de su etnia irlandesa podía resultar problemática en la Gran Bretaña de los ochenta, donde los prejuicios antiirlandeses se habían intensificado por la campaña de bombardeos del IRA. Al principio, los Pogues tampoco fueron bien recibidos en Irlanda, donde su identidad londinense-irlandesa era vista con cierta cautela y desconcierto.

No obstante, el grupo produjo una serie de álbumes aclamados por la crítica y cada vez más exitosos comercialmente, siendo el más conocido If I Should Fall from Grace with God (1988). Podría decirse que este último marcó el punto álgido de la carrera de MacGowan, ya que el single principal del álbum, “Fairytale of New York”, alcanzó el número dos en la lista de éxitos del Reino Unido.

Un legado perdurable

Sin embargo, ese éxito tendría un precio. Como Siobhan, la hermana de Shane, explicó más tarde, la prolongada gira mundial del álbum “realmente le cambió”. “Se marchó”, recordó, “y no volvió, no el Shane que yo conocía”, aludiendo a su creciente consumo de alcohol y drogas.

Las actuaciones de MacGowan se volvieron cada vez más erráticas, y en 1991 le pidieron que abandonara la banda.

El cantante grabó dos álbumes con un nuevo grupo, The Popes, en la década de 1990, pero nunca volvió a alcanzar el éxito ni los elogios que disfrutó con The Pogues.

Sin embargo, las canciones de MacGowan siguen captando la atención del público y la crítica, lo que llevó al presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, a entregar al cantante el Premio Honorífico a toda su carrera en 2018. Ese mismo año, Shane recibió un Ivor Novello Inspiration Award en Londres.

Si, como parece probable, las canciones de Shane MacGowan se cantarán durante siglos, haríamos bien en recordar sus orígenes en –y los ecos de– la diáspora de Irlanda en Inglaterra, a menudo ignorada.

 Sean Campbell, Associate Professor of Media and Culture, Anglia Ruskin University 

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.