Esta novela cuenta con una trama profunda, sutil y sorprendente, desarrollada en dos planos: el del subsuelo y el de la casa. Por eso el autor estructura de la obra de acuerdo a pares de opuestos: Arriba y abajo, masculino y femenino, y el exterior o el interior de la casa… Y a medida que el lector avanza en la novela va viendo como estos pares antinómicos se van diluyendo.
Se trata de la obra más cercana de autor, en la que los protagonistas guardan gran parecido con sus abuelos, ya que narra la historia de la familia paterna de Andahazi. El libro se ve precedido por una laboriosa investigación que recoge testimonios de conocidos y expertos en el tema para así relatar con exactitud la trama. Una escritura dotada de gran dificultad por la proximidad de la historia, como expresa Federico Andahazi.
"Es mucho más fácil reconstruir la historia del imperio romano que la historia de la propia familia. Creo que ha sido una tarea titánica reconstruir este trabajo porque son historias relacionadas con mis afectos, con mi biografía, tuvieron que producirse varios acontecimientos para que pudiera producirse esta obra".
El primer acontecimiento para llevar a cabo esta obra fue la muerte de su padre, puesto que como afirma Andahari, “la novela no hubiera tolerado la mirada de mi padre por la intimidad que trata”. Otro hecho es superar la barrera de los 50 años, edad en la que una persona tiene una biografía y puede permitirse escribirla, así lo entiende el argentino. Y por último, haber sido padre, porque para él la obra es el mejor legado que le puede hacer a sus hijos, reconstruir ese eslabón que faltaba y que él no conocía.
Y es así, mediante “Los amantes bajo el Danubio” cómo Federico Andahazi ofrece su propia historia.