EL COLEGIO INVISIBLE

Lo que ocurre en el cerebro cuando morimos: es la "sensación de salir del cuerpo y observar la escena desde arriba"

En uno de los episodios de El Colegio Invisible, el equipo formado por Lorenzo Fernández Bueno, Laura Falcó, Miguel Pedrero y Juan José Sánchez-Oro abordó uno de los grandes enigmas de la existencia: qué ocurre en el instante de la muerte.

"Estuve muerto siete segundos y decidí volver": el testimonio del científico español que cruzó el umbral de la muerte

Sandra Sánchez Merinero

Madrid |

Durante décadas, miles de personas que han estado clínicamente muertas aseguran haber visto un túnel de luz, seres queridos que los reciben o haber sentido una paz indescriptible. ¿Son simples alucinaciones del cerebro moribundo o una puerta entreabierta al más allá?

En el programa El Colegio Invisible del pasado 17 de septiembre de Onda Cero, Lorenzo Fernández Bueno, Laura Falcó y su equipo abordaron este enigma con una mirada científica y humana, conectando las experiencias cercanas a la muerte (ECM) con los efectos de las drogas psicodélicas como el DMT, una sustancia presente en la ayahuasca y en pequeñas cantidades en el propio cerebro humano.

Según una investigación de la Universidad de Greenwich, en el Reino Unido, los efectos de las ECM y los provocados por el DMT tienen sorprendentes similitudes. En ambos casos, los participantes describieron la sensación de salir del cuerpo y observar la escena desde arriba, viajes a través de túneles luminosos o espacios etéreos, encuentros con seres o entidades que transmiten calma y comprensión y la sensación de unidad con el universo o de "volver a casa".

La principal diferencia está en la revisión de la vida: quienes pasan por una ECM suelen revivir sus recuerdos y sentir el impacto emocional que causaron en otros. En cambio, bajo DMT esa evaluación moral no aparece.

Qué dice la ciencia

El periodista Miguel Pedrero explicó en el programa que la ciencia tiene hipótesis sólidas sobre estos fenómenos. Cuando el corazón se detiene y deja de llegar oxígeno al cerebro, este entra en un estado de hiperactividad extrema. Se activan zonas del lóbulo occipital, relacionadas con la visión, mientras se apagan las periféricas, lo que podría generar la sensación de túnel con una luz al fondo. A la vez, el cuerpo libera una poderosa mezcla de endorfinas y serotonina, responsables de la sensación de paz, bienestar y desconexión del dolor físico. "Por eso muchas personas que mueren y regresan aseguran que estaban en un lugar de amor absoluto, donde todo era calma", explicaba Pedrero.

El debate sigue abierto. ¿Son estas vivencias meras alucinaciones químicas o una puerta a otra dimensión de la conciencia?

Juan José Sánchez-Oro, colaborador del programa, planteaba una pregunta crucial: "¿Y si el cerebro no solo crea esas imágenes, sino que actúa como un receptor que capta algo real, algo que está ahí, pero normalmente no vemos?"

Existen casos documentados en los que personas en coma profundo o con paro cardíaco describieron con exactitud lo que ocurría a su alrededor, incluso detalles imposibles de ver, como un número de serie oculto en un respirador médico, algo que la neurociencia aún no puede explicar del todo.

Las conclusiones del programa fueron claras: la ciencia puede describir cómo sucede, pero no por qué ocurre ni qué hay detrás de esas experiencias. Quizás, como decía Fernando Jiménez del Oso, "la muerte no sea más que un cambio de estado, el paso a otra forma de existencia".

Mientras la neurociencia avanza, las ECM siguen desafiando nuestra comprensión del cerebro y del alma, situándose en ese territorio fronterizo donde la biología se encuentra con el misterio.