Los cambios que experimenta el cuerpo durante adolescencia hacen que muchas jóvenes comiencen a preocuparse por su aspecto. Si hasta hace poco se fijaban sobre todo en cuestiones como el peso y el tamaño de sus pechos, una nueva parte de su fisionomía ha ingresado en la lista: los labios vaginales.
Según el último informe publicado por la Sociedad Estadounidense de Cirugía Estética y Plástica, 400 chicas menores de 18 años se sometieron a una vaginoplastia el año pasado en EEUU, un aumento del 80% respecto al 2014. Y, según indican, la cifra se encuentra por debajo de la real, debido que no han considerado las intervenciones realizadas por ginecólogos.
La operación, que se conoce generalmente como rejuvenecimiento vaginal, suele recomendarse sólo en el caso de mujeres adultas y, en especial, después del parto. Tiene, por lo general, dos objetivos: la tonificación de los músculos vaginales y la modificación del aspecto externo del órgano genital femenino. Esta última meta es la que buscan las jóvenes que solicitan la intervención.
Debido al auge de las cirugías vaginales entre las chicas, el Colegio Estadounidense de Ginecología y Obstetricia ha publicado recientemente una guía para médicos donde señalan la necesidad de educar a las jóvenes e identificar los (raros) casos en los que la intervención es realmente necesaria por motivos de salud.
Los expertos indican que la preocupación de las chicas por esta zona se debe, en gran parte, a que en las búsquedas que realizan en internet encuentran imágenes retocadas que no se corresponden con la realidad y las confunden.
Por eso, cuando la operación sólo persiga fines estéticos los profesionales deben explicar a la paciente que su cuerpo es totalmente normal y que aún está en desarrollo, además de presentarle alternativas al quirófano, así como considerar la posibilidad de que las pacientes sufran algún tipo de desorden psicológico que necesite tratamiento.
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