El espermatozoide más rápido no es el que fecunda el óvulo, es un mito de la biología
Al contrario de lo que muchas personas piensan, el espermatozoide más rápido no es el que fecunda el óvulo que tiene un papel mucho más importante de lo que se creía
Una de las frases de consuelo más empleadas es esa de "recuerda que fuiste el espermatozoide más rápido". Pues varias investigaciones han desechado esta teoría. Se trata de un mito de la biología ya que esta "carrera" es falsa y se ha demostrado que el papel del óvulo es mucho más importante del que se pensaba.
La teoría clásica del espermatozoide más rápido se basa en que una vez que el primero contacta con el óvulo, lo penetra y se cierra para que ningún otro espermatozoide entre. Sin embargo, no sucede así. El óvulo está compuesto por una capa exterior que se llama la membrana pelúcida. En su composición tiene una serie de sustancias químicas que atrae a los espermatozoides cuando las reconocen. Cuando llegan al óvulo, los espermatozoides van rompiendo esa membrana para fecundarla. Los primeros comienzan el trabajo pero no serán los que consigan fecundar ya que se debilitarán en el proceso.
Cuando la membrana está lo suficientemente debilitada, entonces en ese momento, es cuando un espermatozoide consigue fecundar el óvulo. Por tanto, el que finalmente entra en el óvulo es el que llega en el momento exacto al lugar exacto que es la zona más debilitada de la membrana.
El papel seleccionador del óvulo
El proceso puede ir más allá. Según un estudio publicado por el genetista Joseph H. Nadeau, el óvulo tendría un papel clave ya que seleccionaría, una vez que la membrana esté debilitada, los espermatozoides con mejor calidad genética. Por lo tanto, no solo un espermatozoide traspasaría esa membrana sino que lo harían muchos más y es el óvulo el que permite el acceso al espermatozoide elegido.
En uno de sus experimentos, este científico de la Universidad de Washington, agregó a las hembras de ratones un gen normal y un gen mutante, y dejó a los machos con genes normales. El resultado fue que la fertilización ocurrió de manera aleatoria. En una segunda fase, invirtió el proceso. Eran los machos los que portaban un gen normal y un gen mutante, y las hembras mantenían genes normales. Solo un 27% de los ratones tenían el gen mutante lo que demuestra que en este caso la reproducción no fue aleatoria y los óvulos rechazaron gran parte de los genes mutantes lo que demostraba el importante papel del óvulo en la fecundación.