Así puede afectar a tu cerebro aumentar la velocidad de los audios de WhatsApp
Muchas personas consideran que escuchar productos a una velocidad mayor a la normal ayuda a 'ahorrar tiempo', aunque según el ritmo de reproducción el cerebro podría no funcionar correctamente.
Es cada vez más común observar a personas con auriculares puestos por la calle. Con ellos escuchan podcasts, música o incluso mensajes de voz. Las plataformas, haciéndose eco de este auge de lo sonoro, comienzan a incluir la opción de acelerar la velocidad de reproducción. Son muchos los que optan prefieren la rapidez, ya que sienten que resulta más eficiente al hacer que se pierda menos tiempo.
Esta práctica es muy frecuente entre los más jóvenes, que utilizan la funcionalidad del "1.5x" que ofrece la aplicación de mensajería WhatsApp a diario. Son ya millones los que necesitan obtener información de manera rápida en un mundo marcado por la inmediatez. Aunque todavía falta bastante para que la sociedad en conjunto lo acepte, ya que donde algunos ven una perfecta herramienta para el control del tiempo, otros encuentran una función algo molesta.
El consumo de información de manera muy rápida se remonta a los años 40, cuando se creó el método conocido como 'lectura rápida'. Utilizar máquinas que permitieran aumentar la velocidad de lectura de las personas fue una gran tendencia, hasta el año 1958 cuando pusieron el punto de mira en una investigación llevada a cabo por la profesora Evelyn Wood, y la renombraron como 'método dinámico de lectura'. Esto permitió instaurar una forma más útil de escanear páginas en busca de información, lo que hoy en día sería utilizar los controles de avance y retroceso para saltar partes de un contenido.
Un estudio planteado el año 2021 por la Universidad de California, Los Ángeles señaló que el 85% de sus estudiantes aumentaban la velocidad de reproducción de sus clases, viéndose esta práctica impulsada durante la época de confinamiento. YouTube fue una de las primeras aplicaciones que introdujeron la idea del botón de control de velocidad, introducido posteriormente en servicios como Audible, Netflix y WhatsApp. Este fue el último en hacerlo, concretamente el año pasado, cuando permitió incrementarla en 1.5x y 2x.
¿Puede el cerebro acostumbrarse a escuchar sonidos de manera más rápida?
El neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Diego Redolar, declaró para el periódico 20minutos que no existen evidencias que hagan 'pensar que esto genere ningún tipo de problema'. Insiste que se trata de 'un cambio en la manera en la que se procesa la información', que va de la mano con la sociedad, que anhela las cosas de manera más rápida.
La cuestión yace en 'centrarse en lo esencial' dejando de lado detalles que podrían ser importantes. Señala que la manera que tienen las personas hoy en día de 'prestar atención exclusivamente a lo general' podría repercutir y hacer que 'nos volvamos menos observadores y detallistas, pues el cerebro es muy plástico y se acostumbra a trabajar de una manera determinada'.
Este no es el único punto negativo que podría tener el escuchar los mensajes de manera más acelerada, ya que anota lo que podría ser otra desventaja. Esta práctica llevaría a quedarse con 'información sesgada que desvirtúe el mensaje principal' o a que sea más complicado 'comprender el mensaje por la pérdida de un detalle concreto'.
A parte de estos apuntes, parece ser 'muy improbable que genere cambios en la estructura del cerebro', aunque sí generaría cambios en la forma en la que procesamos la información que recibimos. Aun así, si que existen estudios que apuntan a diferencias en la capacidad de registro de información entre personas, por lo que no todo el mundo podría comprender igual un mensaje acelerado.
¿Qué puedes hacer para aprender a escuchar 'más rápido'?
Uri Hasson, profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, lleva tiempo estudiando la respuesta cerebral frente al habla acelerada. Sus hallazgos muestran que es posible entrenar la mente para que responda a mayor velocidad.
Señala que 'el cerebro puede escalar su tiempo de respuesta', es decir, si el emisor habla despacio el receptor lo procesara despacio. Esto puede comprobarse con la actividad de las ondas cerebrales durante el tiempo de escucha, siendo el 'espacio entre las frases' la pausa para pensar. Mientras que a una velocidad de 1.5x no se pierde información, cuando esta salta al 2x existe un descenso del 30% en lo que le cerebro puede procesar. "Si se acelera, se acorta el espacio para pensar, de modo que se puede asimilar la información pero quizá no se piense en torno a ella, se contextualice o se forme una opinión", concluye.
Para poder comenzar a aumentar tu capacidad de escucha, puedes realizar un sencillo ejercicio que te ayudará a trabajarla de manera más eficaz.
- Empieza escuchando un texto a una velocidad que te resulte cómoda.
- Mantenla durante diez minutos.
- Procede a cambiarla, aumentándola un nivel.
- Mantén este nuevo nivel durante diez minutos.
- Vuelve a cambiarla.
- Sigue cambiándola cada 10 minutos hasta que llegues a una velocidad en la que empieces a sentir algo de estrés. En ese instante te concentrarás en las palabras sueltas y tu comprensión disminuirá.
- Ahora vuelve a la velocidad anterior, este será tu nivel de escucha actual.
- Escucha el texto a esta velocidad durante todo el tiempo que puedas.
- Repite el proceso cada uno o dos días y deberías ver una mejora en tu velocidad máxima.
Una posible relación con el TDAH
La entrevista llevada a cabo por 20minutos también señala que se podría plantear una relación entre el déficit de atención o hiperactividad (TDAH) y el hábito de escuchar las cosas en una velocidad aumentada. 'Es cierto que hay algunas pautas que si bien no son desencadenantes, sí pueden ser un factor de riesgo para agravar la sintomatología' informa Redolar, aunque no es probable que presente un problema.
Por su parte, el miembro de la Sociedad Española de Neurología Javier Camiña añade que 'las personas con déficit de atención e hiperactividad tienden a aburrirse más con hábitos monótonos o series o escuchas aburridas y, a veces, acelerar la velocidad les facilita mantener la atención'.