Madrid |
A lo largo de los años, la Lotería de Navidad se ha convertido en una costumbre nacional que va más allá de lo meramente económico. Es un evento que, año tras año, refuerza la identidad y la cohesión social de los españoles, ya que, a menudo, destacan las historias sobre ganadores que han repartido del premio entre múltiples personas y comunidades.
Su origen se remonta al siglo XIX, concretamente fue creada en 1812 durante las Cortes de Cádiz como un método para aumentar los ingresos del Estado sin necesidad de subir los impuestos. Su propósito inicial era financiar las arcas públicas en un periodo de crisis y guerra, específicamente en el contexto de la Guerra de la Independencia Española contra Napoleón. La primera vez que se celebró fue el 18 de diciembre de 1812 y el precio del billete fue de 40 reales y el “Gordo” de 8.000 pesos fuertes.
La Lotería de Navidad se ha convertido en una de las loterías más populares y con mayor participación en el mundo. Uno de sus aspectos más distintivos es la costumbre de compartir décimos entre amigos, familiares y compañeros de trabajo. Las famosas “participaciones”. Esto crea un sentimiento de unión y solidaridad, ya que muchas personas compran participaciones de un mismo billete, compartiendo tanto la esperanza de ganar como la alegría de la celebración.
Para muchos, el sorteo de la Lotería de Navidad, que se celebra el 22 de diciembre, marca el inicio de las festividades de Navidad en España. Es un evento cargado de tradición y simbolismo que contribuye al ambiente festivo de la temporada. El evento, que es transmitido por televisión y radio, es famoso por la cantinela de los niños de San Ildefonso que cantan los números y premios.
Los niños del Colegio de San Ildefonso son, sin duda, los protagonistas más esperados en el Sorteo de Navidad. Ellos tienen la misión de cantar los números premiados, generando la ilusión de que entre sus manos puedan estar los boletos que conviertan a los jugadores en millonarios.
Desde el 9 de marzo de 1771, los alumnos del colegio han sido los encargados de cantar los números de los sorteos de la Lotería Nacional. La primera vez que un niño participó en este sorteo fue Diego López, y fue relatado así: “(…)tomando al azar una de ellas (las bolas) canta el número con un gracioso soniquete y tras mostrarla públicamente, se la acerca a los labios y la besa cariñosamente…”. Casi dos siglos después, en 1984, participaron niñas por vez primera en la historia del Sorteo de Navidad, debido a que el colegio pasó a ser mixto.