Los errores más famosos de los niños de San Ildefonso en la Lotería de Navidad
Los nervios son los principales enemigos de los niños del Colegio de San Ildefonso, encargados de cantar la Lotería. Repasamos algunas de sus malas pasadas en esta recopilación de errores históricos del Sorteo de Navidad
Desde que el pequeño Diego López, de nueve años, cantara el primer número de la Lotería el 9 de marzo de 1771, los niños del Colegio de San Ildefonso no han dejado de cantar, sorteo tras sorteo, cientos de miles de número y premios.
Estos pequeños son, desde luego, los grandes protagonistas de cada 22 de diciembre, día en que se celebra cada año el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad, el más exitoso y mediático de todos cuantos se celebran.Y, a lo largo de la historia, no son pocas las anécdotas que han rodeado a la labor de los niños cantores. Repasamos algunos de los errores más célebres del sorteo de Navidad.
“Pero niña, ¿qué has cantado?”
En 1987 se produjo el que, posiblemente haya sido el error más notorio de la historia televisada de la Lotería de Navidad. Una niña se equivoca al cantar el número que resulta agraciado con el Gordo. El funcionario de Loterías, don Felipe, no duda en recriminarle: “Pero niña, ¿qué has cantado?”. El revuelo en el Salón Nacional de Loterías es mayúsculo, y la Presidencia del sorteo se ve obligada a corregir.
La niña se echa a llorar
Los nervios y la tensión pudieron en el sorteo de 2014 con la pequeña Marguette. Todo iba bien en la tabla, cuando un número se quedó atascado en su pequeña garganta. Marguette pasó un mal rato y sólo encontró salida en el llanto. Los funcionarios de Loterías -y los presentadores de la tele- trataban de consolarla. Al final, todo se resolvió con un poco de agua y el sorteo siguió su curso.
Miradas que matan
La cara de terror del niño que canta los números en este vídeo es más que elocuente. Su compañero de tabla (y hermano) parece tener un nivel de exigencia más que elevado. La mirada y el gesto de fastidio hacen prevér que tras el sorteo pudo haber más que palabras entre los dos... o no.
Bolas que se caen y atascos varios
Este repertorio de errores tiene casi de todo: bolas que se caen al suelo, niños que se atascan con un número, más bolas que caen, niños que lloran y funcionarios de Loterías a los que se les escapa la risa.
Desafinando
La voz, esa herramienta que, de tanto esfuerzo o porque hay edades en las que sufre mutaciones, termina por no sonar todo lo afinada que debería. Eso le pasó, precisamente, a este muchacho, que tuvo que recurrir al trago de agua para poder continuar con el sorteo.